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Más de la mitad de los TikToks más vistos sobre salud mental difunden desinformación, según estudio

Expertos británicos alertaron sobre los riesgos de estos contenidos, que incluyen consejos sin base científica y simplificaciones peligrosas de trastornos como la ansiedad o el trauma.

CIUDAD DE MÉXICO.- Una investigación de The Guardian reveló que más del 50% de los videos más vistos bajo el hashtag #mentalhealthtips en TikTok propagan información errónea o engañosa. El análisis se enfocó en los 100 videos más populares en esta categoría y encontró que 52 de ellos presentaban datos incorrectos sobre condiciones como ansiedad, depresión, trauma y otros trastornos graves.

Más de la mitad de los videos populares son engañosos

El hallazgo ha causado alarma entre especialistas en salud mental y legisladores del Reino Unido, quienes advierten que este tipo de contenidos podría poner en riesgo la salud pública. La difusión de consejos sin base científica o simplificaciones extremas de enfermedades complejas puede llevar a prácticas equivocadas o incluso peligrosas.

La investigación, publicada a finales de mayo de 2025 y corregida el 2 de junio, fue realizada con apoyo de un panel de psicólogos, psiquiatras y expertos académicos. Estos profesionales evaluaron el contenido con base en criterios clínicos, llegando a la conclusión de que la mitad de los videos más vistos contenían información inexacta.

Consejos virales sin sustento médico

Entre los ejemplos detectados por The Guardian destacan afirmaciones como que comer una naranja en la ducha alivia la ansiedad, o que ciertos suplementos como el azafrán o el glicinato de magnesio son soluciones eficaces para tratar trastornos mentales, a pesar de no contar con respaldo científico suficiente. Otros videos prometen curas rápidas, como eliminar el trauma en una hora, o confunden emociones cotidianas con síntomas de trastornos severos.

Expertos como el neuropsiquiatra David Okai, del King’s College de Londres, advierten sobre el uso inadecuado de términos terapéuticos y el exceso de testimonios anecdóticos, que pueden inducir a errores en la comprensión de lo que realmente implica un diagnóstico de salud mental. Okai insistió en que los tratamientos efectivos no son inmediatos ni universales.

Amber Johnston, psicóloga acreditada, también expresó su preocupación por la tendencia a presentar el trastorno de estrés postraumático (TEPT) como algo uniforme y fácil de identificar. Según dijo, esta visión simplificada ignora la diversidad de síntomas y contextos, además de desalentar la búsqueda de ayuda profesional.

Respuesta oficial y dudas legislativas

En el ámbito político, el informe ha provocado inquietud. La diputada laborista Chi Onwurah, presidenta del comité de tecnología, indicó que su grupo investiga cómo las redes sociales están permitiendo la circulación de contenidos falsos. Cuestionó la eficacia de la Online Safety Act y advirtió sobre la influencia de los algoritmos en la amplificación de estos mensajes.

Otra voz crítica fue la de la diputada Victoria Collins, del Partido Liberal Demócrata, quien calificó los hallazgos del informe como “condenatorios” y pidió al gobierno acciones urgentes para proteger a la ciudadanía de los efectos de la desinformación digital.

Ante estas críticas, TikTok respondió que elimina el 98% de los contenidos dañinos antes de que sean reportados por los usuarios. Un portavoz de la plataforma defendió el papel positivo de TikTok como espacio de apoyo para quienes comparten experiencias sobre salud mental, aunque también cuestionó los métodos de la investigación.

TikTok defiende su plataforma

TikTok aseguró colaborar con organizaciones reconocidas como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) para promover información verificada. También afirmaron que los usuarios que buscan contenido relacionado con salud mental en la plataforma son redirigidos a fuentes oficiales.

Según la empresa, se retiran videos que puedan representar un riesgo, como aquellos que desalientan acudir a profesionales o promueven tratamientos sin aval médico. Aun así, persisten dudas sobre si estas acciones son suficientes para frenar el impacto de la desinformación.

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Este caso vuelve a encender el debate sobre el papel de las redes sociales en la salud mental colectiva y sobre la necesidad de educar a los usuarios para identificar contenidos confiables. En un entorno donde la información circula con velocidad, contar con criterios sólidos para distinguir entre ayuda real y contenido engañoso se vuelve cada vez más necesario.

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