Comer insectos: ¿moda, solución ambiental o locura?

La idea de comerse un chapulín o una cucaracha puede causar asco a muchos, pero lo cierto es que millones de personas en el mundo ya los incluyen en su dieta diaria… y no por necesidad, sino por convicción.
Lo que para algunos es una tendencia gastronómica, para otros representa una alternativa real al problema alimentario y ambiental que enfrenta el planeta.
¿Por qué la gente está comiendo insectos?
Organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han promovido el consumo de insectos desde hace más de una década. Según sus estudios, son una fuente excelente de:
✅ Proteína de alta calidad✅ Grasas saludables✅ Vitaminas como B12 y hierro✅ Bajísima huella ambiental
Además, criar insectos consume mucho menos agua, alimento y espacio que el ganado tradicional.
¿Y en qué países se comen?
Más de 2 mil millones de personas consumen insectos con regularidad en regiones como Asia, África y América Latina. En México, los chapulines, los gusanos de maguey y los escamoles forman parte de la gastronomía ancestral.
En Europa, países como Países Bajos y Bélgica han comenzado a aprobar el uso de insectos como ingrediente en snacks, barritas y hasta hamburguesas.
¿Entonces es solo una moda?
Algunas empresas de alimentos están apostando fuerte por esta tendencia. Marcas como Eat Grub, Cricket One y Exo Protein ya venden productos a base de grillos, hormigas o larvas. ¿Moda? Puede ser. ¿Solución? También.
“La entomofagia (comer insectos) no solo es viable, también es necesaria si queremos alimentar al mundo en 2050”, señaló Arnold van Huis, entomólogo de la Universidad de Wageningen.
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