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¿Existe un solo tiempo o vivimos en muchos a la vez? Una nueva visión sobre el pasado, el presente y el futuro

Un artículo del filósofo Matias Slavov propone una visión innovadora del tiempo: pasado, presente y futuro existen simultáneamente, como páginas de un libro ya escrito.

¿Existe un solo tiempo o vivimos en muchos a la vez? Una nueva visión sobre el pasado, el presente y el futuro

CIUDAD DE MÉXICO.- Es común que los niños se pregunten por qué no se puede viajar al pasado, si en las películas parece tan fácil. A menudo, un adulto responde simplemente: “porque ya pasó”, sin dar mayores explicaciones. Sin embargo, esa aparente barrera entre lo que fue y lo que será sigue intrigando incluso en la vida adulta. ¿Y si el tiempo no fuera una secuencia rígida, sino algo más parecido a un libro ya escrito, donde cada página representa un momento que existe por igual?

Tiempo como libro abierto

Esta es precisamente la pregunta que explora el filósofo Matias Slavov en un reciente artículo titulado Eternalism and Everettian Quantum Mechanics. Su propuesta parte de dos ideas complejas pero compatibles: el eternalismo —la noción de que pasado, presente y futuro existen simultáneamente— y la interpretación de muchos mundos en la mecánica cuántica. Según Slavov, unir estas teorías ofrece una nueva manera de entender el tiempo como algo múltiple, relativo y totalmente real en todas sus formas.

En contraste con otras posturas como el presentismo (que afirma que solo existe el presente) o la teoría del “bloque creciente” (donde el pasado y el presente existen, pero no el futuro), el eternalismo considera que el tiempo completo —como el espacio— está ahí, sin que un momento tenga más valor ontológico que otro. Ya desde la teoría de la relatividad de Einstein se cuestionaba la existencia de un presente universal, y ahora Slavov propone que la física cuántica también respalda esta visión.

La mecánica cuántica y los muchos futuros

Un punto que complica esta idea es la naturaleza impredecible del futuro en la mecánica cuántica. Algunos físicos, como Anthony Sudbery, argumentan que las afirmaciones sobre el futuro no son ni verdaderas ni falsas, sino que se deben tratar con una lógica de posibilidades. Esto ha llevado a muchos a pensar que el futuro simplemente no existe aún, lo cual refuerza la idea del presentismo.

Sin embargo, Slavov le da la vuelta a esta interpretación. Según él, el hecho de que el futuro sea incierto no significa que no exista. Lo que ocurre es que hay múltiples futuros posibles, todos igual de reales, aunque solo uno se manifieste para cada observador. Esta visión no niega la realidad del tiempo, sino que la amplía: no hay un solo futuro, sino muchos, cada uno con su propia línea temporal.

Aquí entra en juego la interpretación Everettiana de la mecánica cuántica, también conocida como la teoría de los muchos mundos. Según esta teoría, cada vez que ocurre una decisión cuántica, el universo se divide en versiones paralelas, cada una con un resultado distinto. No hay un “colapso” del futuro; simplemente todos los futuros se desarrollan en mundos diferentes.

Cada observador vive su propio tiempo

Uno de los aportes más originales del artículo de Slavov es la analogía entre el concepto de “ahora” en el eternalismo y el de “mundo actual” en la teoría de los muchos mundos. En ambas posturas, no hay un momento ni un mundo privilegiado. El “presente” es solo una perspectiva subjetiva: cada observador tiene su propio ahora, su propio universo, su propia historia.

Esto se relaciona con la física relativista, que ya ha demostrado que el tiempo no es absoluto. Lo que es presente para una persona puede no serlo para otra, dependiendo de su ubicación y movimiento en el espacio. Según Slavov, la interpretación de muchos mundos refuerza esta misma idea: no existe un solo presente ni un solo mundo que todos compartamos.

Así, el tiempo no es una línea recta universal que avanza para todos por igual, sino una red de trayectorias donde cada rama representa una historia diferente. Cada una de estas historias existe, aunque no podamos ver ni experimentar las otras. Es como si cada persona leyera un capítulo distinto del mismo libro, sin saber que hay más capítulos ocurriendo al mismo tiempo.

Un universo de tiempos paralelos

La propuesta más provocadora del filósofo es que el tiempo mismo podría estar “ramificado”, es decir, que hay múltiples líneas temporales tan reales como la nuestra, aunque no podamos acceder a ellas. En este escenario, el universo no se divide solo en espacios diferentes, sino también en tiempos diferentes. Cada universo posible tiene su propio pasado, presente y futuro.

Incluso una versión menos radical de esta idea, como la de un solo universo que internamente se bifurca, lleva a la misma conclusión: hay muchos presentes coexistiendo. La noción de que existe un solo “ahora” verdadero, común a todos los seres y lugares, pierde sentido. En su lugar, se presenta un entramado complejo, donde todos los momentos y todas las realidades existen, aunque estén fuera de nuestro alcance.

Esto no implica que vivamos en un caos sin orden. Todo lo contrario: Slavov propone una estructura coherente y lógica que combina lo mejor de la física moderna con nuestras intuiciones filosóficas. No se trata de negar lo que sentimos como tiempo, sino de entender que lo que vivimos es solo una parte de un universo mucho más amplio y complejo.

Replanteando el lugar del ser humano

El modelo que Slavov presenta tiene consecuencias filosóficas profundas. Si no hay un presente privilegiado ni un universo central, entonces nuestras coordenadas espacio-temporales dejan de ser especiales. Ya no somos el centro del tiempo ni del cosmos. Cada ser, en cada mundo, experimenta su realidad como única, aunque haya muchas otras sucediendo en paralelo.

Esto puede parecer desconcertante, pero también abre nuevas formas de pensar nuestra existencia. En lugar de un tiempo fijo que se nos escapa, podríamos vivir en un tiempo plural, en el que nuestras decisiones crean bifurcaciones reales. Así como el color de la luz depende del observador en el efecto Doppler, el “presente” depende del punto de vista de cada conciencia.

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En última instancia, la propuesta de Slavov no busca ofrecer respuestas definitivas, sino expandir nuestra mirada sobre el tiempo. Nos invita a considerar que quizá no hay un solo camino, ni un solo reloj marcando el compás del universo, sino una multiplicidad de rutas, todas igualmente válidas, donde cada instante —pasado, presente o futuro— ya existe, esperando ser leído.

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