Día Mundial Sin Tabaco: esto es lo que pasa en tu cuerpo cuando dejas de fumar
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco, una fecha para reflexionar sobre los efectos del tabaquismo y los beneficios de dejar de fumar.

CIUDAD DE MÉXICO.- Cada 31 de mayo, el Día Mundial Sin Tabaco invita a pensar en los efectos del tabaquismo y en los beneficios reales de dejar de fumar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más del 60% de los fumadores adultos expresa el deseo de abandonar el hábito, pero muchos no acceden a tratamientos adecuados ni cuentan con acompañamiento profesional.
Un llamado global a la reflexión
Dejar el cigarro no solo mejora la salud a largo plazo, sino que el cuerpo comienza a recuperarse desde los primeros minutos. A los 20 minutos de la última calada, bajan la presión arterial y el ritmo cardíaco; a las 12 horas, los niveles de monóxido de carbono se normalizan, mejorando la oxigenación. Entre las dos semanas y los tres meses, mejora la circulación y la capacidad pulmonar.
Con el paso de los años, los beneficios se multiplican: al año de haber dejado de fumar, el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria se reduce a la mitad; a los 5 años, disminuye el riesgo de varios tipos de cáncer; y a los 15 años, el riesgo de enfermedad cardíaca es similar al de una persona que nunca fumó.
El cuerpo se transforma al dejar el cigarro
Los cambios no solo se notan por dentro, sino también por fuera. La piel se ve más firme, los dientes se blanquean y desaparece el olor en la ropa. Según especialistas, la calidad de vida mejora incluso en pequeños detalles, como el gusto en la boca o la energía para las actividades cotidianas.
Una investigación del University College London estimó que cada cigarro reduce entre 17 y 22 minutos de vida. Pero abandonar el tabaco permite recuperar tiempo valioso. Por ejemplo, quien fumaba diez cigarrillos al día puede ganar un día de vida en la primera semana de abstinencia.
Aun así, dejar de fumar no es sencillo. La mayoría de las personas necesita más de un intento. Los profesionales insisten en que cada intento es parte del proceso y no debe considerarse un fracaso, sino una oportunidad de aprendizaje para acercarse al éxito definitivo.
Tratamientos y estrategias con respaldo científico
La OMS recomienda una serie de estrategias con base científica para apoyar el abandono del tabaco. Estas incluyen el consejo breve en cada consulta médica, terapias conductuales presenciales o por teléfono, uso de tecnologías como apps y mensajes de texto, y tratamientos farmacológicos como bupropión, parches o chicles de nicotina.
Combinar medicación con apoyo psicológico es, según los estudios, el enfoque más efectivo. Sin embargo, algunos medicamentos como la vareniclina no están disponibles en muchos países latinoamericanos, y el acceso a herramientas digitales sigue siendo limitado.
A pesar de esto, intervenciones simples como el consejo breve pueden marcar una diferencia significativa. En palabras del neumonólogo Alejandro Videla, estos métodos “están más difundidos y pueden utilizarse de forma efectiva desde el primer nivel de atención médica”.
Acceso desigual y propuestas para el cambio
Aunque existen herramientas eficaces, no todas las personas tienen acceso a ellas. Según la OMS, en 60% de los países no hay guías clínicas para tratar la adicción al tabaco, y siete de cada diez fumadores no saben a dónde acudir en busca de ayuda profesional.
Para cambiar esta situación, expertos proponen fortalecer los servicios de abandono del cigarro desde el primer nivel de atención médica, actualizar las guías clínicas, ofrecer líneas telefónicas gratuitas y aprovechar plataformas digitalró Gustavo Sóñora, premiado por la OMS por su labor en control del tabaco en América Latina. A su juicio, garantizar el derecho a la salud pasa por asegurar que todas las personas puedan acceder a tratamientos de cesación.
Complementos para una vida libre de tabaco
Más allá de los tratamientos médicos, llevar un estilo de vida saludable es clave para sostener el cambio. Hacer ejercicio, evitar entornos que inciten a fumar, practicar técnicas de relajación y celebrar los logros con recompensas personales son algunas estrategias útiles.
El apoyo familiar y social también juega un papel importante. Participar en grupos de apoyo o contar con una red de contención emocional puede marcar la diferencia entre una recaída y una nueva etapa libre de humo.
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Dejar de fumar es un proceso, no un evento. Cada paso, por pequeño que sea, acerca a una mejor calidad de vida. Y aunque el camino puede tener tropiezos, hay múltiples herramientas disponibles para recorrerlo con éxito.
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