Café antes de dormir: un hábito común que podría afectar el descanso del cerebro
Un estudio canadiense descubrió que consumir cafeína incluso horas antes de dormir puede mantener al cerebro en un estado de alerta durante la noche, afectando su recuperación y la calidad del sueño.

CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo estudio advierte que el consumo de cafeína, incluso horas antes de dormir, podría estar interfiriendo con la recuperación del cerebro durante la noche. Si bien es sabido que esta sustancia puede dificultar conciliar el sueño, los investigadores encontraron que sus efectos van más allá de simplemente retrasar el descanso. La cafeína mantiene al cerebro en un estado de alerta prolongado que interrumpe su capacidad de relajarse completamente mientras dormimos.
Café antes de dormir: un hábito común que podría afectar el descanso del cerebro
Científicos de Canadá estudiaron a 40 adultos sanos que pasaron dos noches no consecutivas en un laboratorio del sueño. En una de esas noches, los participantes consumieron 200 miligramos de cafeína (el equivalente a unas dos tazas de café) unas horas antes de acostarse. En la otra, recibieron un placebo. Aunque en ambos casos lograron quedarse dormidos, los análisis de actividad cerebral mostraron una diferencia notable entre ambas noches.
Utilizando escáneres de EEG e inteligencia artificial, los investigadores detectaron que la cafeína empujaba al cerebro a un estado llamado “criticidad”, en el cual permanece más despierto, reactivo y activo de lo que debería durante el sueño. Esto puede parecer útil durante el día, ya que mejora la concentración, pero por la noche representa un obstáculo para la recuperación mental. Según la psicóloga Julie Carrier, coautora del estudio, este estado impide que el cerebro se relaje y se recupere de forma adecuada.
Impacto en las fases profundas del sueño
El estudio también reveló que la cafeína alteró los patrones de las ondas cerebrales durante la fase de sueño no REM, la etapa más profunda y restauradora. Las ondas lentas, que están relacionadas con un descanso profundo y la consolidación de la memoria, se redujeron. Al mismo tiempo, aumentaron las ondas rápidas asociadas con el estado de vigilia y la actividad mental. Estas modificaciones podrían explicar por qué algunas personas se sienten cansadas o mentalmente lentas al día siguiente, incluso si durmieron varias horas.
El psicólogo Karim Jerbi, otro de los autores del estudio, explicó que estas alteraciones reflejan una menor eficiencia en la recuperación cerebral. La calidad del sueño se ve comprometida no solo por el tiempo que se tarda en dormir, sino por lo que ocurre en el cerebro una vez que se logra. Esto podría tener consecuencias para la memoria, la toma de decisiones y otras funciones cognitivas esenciales.
Un hallazgo especialmente interesante fue que los efectos de la cafeína durante el sueño fueron más intensos en los participantes jóvenes, de entre 20 y 27 años, que en los adultos de entre 41 y 58 años. Los investigadores creen que esto se debe a que los jóvenes tienen más receptores de adenosina, una molécula que se acumula durante el día y produce la sensación de sueño. Como la cafeína bloquea estos receptores, su impacto es mayor en los cerebros más jóvenes.
Una sustancia presente en la vida cotidiana
La cafeína es la sustancia psicoactiva más consumida del mundo y está presente en productos tan comunes como el café, el té, el chocolate, los refrescos y las bebidas energéticas. Según una encuesta de la Sleep Foundation en 2023, el 94% de los adultos en Estados Unidos consume alguna bebida con cafeína, y el 64% lo hace a diario. Sin embargo, el 40% de ellos cree que esto no afecta su sueño.
Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) considera que hasta 400 miligramos diarios de cafeína son seguros para adultos sanos, este estudio sugiere que incluso dosis menores, tomadas varias horas antes de dormir, pueden alterar el descanso. Y lo más preocupante: el cerebro puede parecer dormido, pero estar en realidad demasiado activo para recuperarse por completo.
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Los autores del estudio llaman a realizar más investigaciones para entender cómo estos cambios cerebrales nocturnos impactan el funcionamiento diario y la salud cognitiva a largo plazo. Esto, dicen, podría ayudar a desarrollar recomendaciones más personalizadas sobre el consumo de cafeína, especialmente para personas jóvenes y aquellas con problemas para dormir.
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