Mejorar la acústica en preescolar podría ayudar a calmar a los niños
Un estudio realizado en Japón encontró que reducir el ruido en aulas preescolares, usando techos con material fonoabsorbente, ayuda a calmar a los niños y mejora su comunicación.

CIUDAD DE MÉXICO.- El primer día de preescolar suele estar lleno de emociones intensas: rostros desconocidos, sonidos nuevos y la separación repentina de mamá o papá pueden resultar abrumadores para muchos niños. Pero una investigación reciente plantea una pregunta interesante: ¿podría algo tan sencillo como el techo del salón marcar una diferencia en esta experiencia?
Ruido, emociones y primeros días de escuela
Según un estudio liderado por Ikuri Matsuoka, estudiante de maestría en la Universidad de Kumamoto, en Japón, reducir el ruido en las aulas puede calmar a los niños y facilitarles la comunicación. Los hallazgos fueron presentados en la reunión de la Sociedad Acústica de Estados Unidos, realizada en Nueva Orleáns, donde se destacó la importancia de la acústica en entornos educativos.
“Las aulas sin ninguna absorción acústica son la mayoría en Japón”, explicó Matsuoka. “Mi motivación fue crear conciencia sobre el valor del diseño acústico en los salones, especialmente porque en Japón no hay normas que lo regulen en escuelas o guarderías”, añadió el investigador.
Comunicación y confort en el aula
Los primeros años escolares son clave para el desarrollo del lenguaje, por lo que un entorno ruidoso puede afectar la manera en que los niños aprenden a hablar y escuchar. Además, el exceso de eco o bullicio puede aumentar el estrés, provocar más llanto o llevar a los pequeños a levantar la voz constantemente.
Para evaluar el efecto de la acústica en estos espacios, el equipo de Matsuoka colocó un material fonoabsorbente llamado tablero de fibra de poliéster en el techo de un aula preescolar. Luego compararon ese salón con otro que no tenía ningún tipo de insonorización. El experimento se llevó a cabo durante seis meses y se apoyó en grabaciones de video y audio para analizar el comportamiento de los niños.
Los resultados fueron claros: en la sala sin insonorización, los niños eran más ruidosos y lloraban con más frecuencia. Por el contrario, en la sala con el techo adaptado, el ambiente era más tranquilo, lo que facilitaba la interacción verbal entre los menores y sus docentes.
Un cambio percibido por las maestras
Las entrevistas realizadas a las docentes mostraron también un cambio significativo en su experiencia diaria. Tres de las cuatro maestras señalaron una diferencia en la reverberación del aula, y una de ellas, con 25 años de experiencia, aseguró sentirse mucho más cómoda al comunicarse con los niños.
El estudio empleó herramientas de inteligencia artificial para rastrear de forma automática los episodios de llanto infantil, lo que permitió un análisis más preciso sin necesidad de revisar cada video manualmente. Esta metodología innovadora fortaleció la validez de los resultados obtenidos.
Aunque los hallazgos aún deben ser revisados por expertos antes de publicarse formalmente, los investigadores esperan que este trabajo impulse cambios concretos. “Queremos que tanto quienes trabajan en el cuidado infantil como los profesionales de la arquitectura comprendan lo fundamental que es reducir la reverberación para mejorar la comunicación en el aula”, concluyó Matsuoka.
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