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México apuesta por un satélite propio para mejorar conectividad nacional

El Gobierno de México lanzó el nuevo Programa Espacial Mexicano (PEM) con el objetivo de reactivar el sector espacial del país.

CIUDAD DE MÉXICO.- Con la intención de dejar atrás años de avances limitados en materia espacial, el Gobierno de México ha lanzado el nuevo Programa Espacial Mexicano (PEM). Esta estrategia, impulsada desde la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), busca consolidar una política nacional robusta para aprovechar el conocimiento, infraestructura y capacidades tecnológicas existentes en el país.

Impulso renovado para el sector espacial

De acuerdo con Brenda Lidia Escobar, directora general Satelital de la ATDT, el PEM articula proyectos destinados a fortalecer el sector mediante la fusión de esfuerzos entre el Sistema Satelital Mexicano (Mexsat) y la Agencia Espacial Mexicana (AEM). Aunque esta última no desaparece, su papel se redefine bajo la dirección de la ATDT para potenciar la sinergia entre áreas técnicas y científicas.

El objetivo más ambicioso del PEM es lanzar un satélite geoestacionario entre 2028 y 2029, el cual estaría dedicado a las telecomunicaciones. Este nuevo satélite pretende mejorar los servicios de voz y datos para instituciones del Gobierno, como el Tren Maya y el Banco del Bienestar, así como ampliar la cobertura de internet en zonas donde no llega la fibra óptica ni las redes móviles.

Satélites, conectividad y participación privada

Escobar explicó que este satélite sustituiría al actual “Bicentenario”, cuya vida útil está próxima a concluir. Además, detalló que se buscará una evolución hacia los High-Throughput Satellites (HTS), que ofrecen mayor capacidad de transmisión. El proyecto aún se encuentra en fase de definición técnica y contempla la colaboración con empresas privadas para su fabricación.

Antes del lanzamiento del geoestacionario, el PEM contempla poner en órbita una constelación de tres a cuatro satélites pequeños en la órbita terrestre baja, en colaboración con la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti). Estos dispositivos darían cobertura móvil alrededor del planeta, complementando la capacidad del satélite geoestacionario, que se enfocaría exclusivamente en el territorio nacional.

La inversión necesaria para estos proyectos aún no se ha definido con precisión, ya que depende de las características técnicas en desarrollo. Mientras tanto, el presupuesto actual de la ATDT apenas supera los tres mil millones de pesos, una cifra modesta en comparación con el valor global de los satélites HTS, estimado en más de 141 mil millones de pesos para 2023.

Expertos piden integrar a la academia y planear con visión

Frente a este nuevo impulso, especialistas como Mario Alberto Mendoza Bárcenas, del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN, insisten en que los proyectos deben ser liderados por los principales actores del sector, incluidas las instituciones académicas como la UNAM y el IPN. Mendoza subraya que la experiencia ganada en misiones con la NASA podría aplicarse al desarrollo de nuevos satélites nacionales.

Por su parte, Gustavo Medina Tanco, físico argentino al frente del Laboratorio de Instrumentación Espacial de la UNAM, señala que una política espacial exitosa también requiere asegurar el acceso a posiciones orbitales. A su juicio, más allá del costo de los satélites, el desafío principal está en la gestión legal y estratégica del espacio orbital, especialmente si se busca operar un satélite geoestacionario que observe permanentemente el territorio nacional.

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Ambos expertos coinciden en que la nueva política debe tener impacto social tangible para generar aceptación. Mendoza destaca que, aunque a menudo se cuestione el gasto en ciencia espacial frente a otras urgencias del país, es necesario que la sociedad vea los beneficios prácticos de estos proyectos. “Se necesita una estrategia bien articulada que logre sensibilizar a la población y demuestre que el desarrollo tecnológico también puede mejorar su calidad de vida”, concluye.

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