La vida social, el secreto de la longevidad en adultos mayores, según estudios
Un estudio reciente publicado en Journal of the American Geriatrics Society encontró que los adultos mayores que se mantienen socialmente activos tienen menor riesgo de muerte.
CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo estudio reveló que las personas mayores que se mantienen activas socialmente tienen más probabilidades de vivir más tiempo. La investigación, publicada el 21 de mayo en la Journal of the American Geriatrics Society, encontró que los adultos mayores que participan en actividades comunitarias o sociales enfrentan un menor riesgo de muerte que aquellos que viven en soledad.
Conexión social y esperanza de vida
El estudio señala que el compromiso social incluye interactuar con otras personas, participar en clubes, realizar deportes o actividades de pasatiempo, y colaborar en labores de voluntariado o beneficencia. Estas acciones, según los investigadores, no solo mejoran el ánimo, sino que también tienen un impacto directo en la salud y la longevidad.
“Estar socialmente activo es más que una elección de estilo de vida. Tiene una relación estrecha con el envejecimiento saludable”, explicó el Dr. Ashraf Abugroun, autor principal del estudio y profesor asistente en la Universidad de California, San Francisco.
Un estudio con base sólida
La investigación dio seguimiento a casi 2,300 estadounidenses mayores de 60 años, todos participantes de una encuesta nacional sobre salud y jubilación realizada en 2016. Los investigadores recopilaron información sobre sus hábitos sociales a través de cuestionarios que detallaban su nivel de interacción con otras personas y sus actividades diarias.
A partir de esos datos, los investigadores clasificaron a los adultos mayores en tres grupos: sociabilidad alta, moderada y baja. Luego analizaron la relación entre estos niveles de compromiso social y la probabilidad de vivir más años. Los resultados fueron contundentes: quienes se mantenían socialmente activos tenían entre un 42% y un 47% menos riesgo de morir que aquellos con menor participación social.
Además, ciertos tipos de actividades ofrecieron beneficios específicos. Participar en trabajos de voluntariado o de caridad redujo el riesgo de muerte en un 51%, formar parte de clubes deportivos o sociales lo bajó en un 28%, y convivir con los nietos disminuyó el riesgo en un 18%.
Más allá de lo emocional
El estudio también destacó que mantener una vida social activa puede influir en el cuerpo de maneras concretas. Se observó que las personas mayores socialmente comprometidas tienden a mantenerse más físicamente activas, lo que fortalece su salud en general y podría incluso ralentizar su envejecimiento biológico.
Según Abugroun, estos hallazgos confirman que la conexión social no solo mejora el bienestar emocional, sino que también tiene efectos positivos en la salud física. Participar en la vida comunitaria, concluyó, debería verse como una parte importante del cuidado de la salud en la vejez, igual que una buena alimentación o el ejercicio regular.
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Este estudio ofrece un mensaje claro: envejecer de forma saludable no depende únicamente de la genética o de la medicina, sino también de compartir momentos con otros, formar parte de un grupo y mantener vínculos activos. En la vida social puede estar una de las claves más sencillas y efectivas para vivir más y mejor.