La gran nube de Vallotton y el arte de pintar emociones
Obras como esta demuestran por qué los Nabis fueron clave en la transición entre el postimpresionismo y las vanguardias del siglo XX.
En una modesta pero impactante obra titulada La gran nube (Le grand nuage), el pintor suizo Félix Vallotton nos invita a contemplar algo más que un paisaje: una emoción condensada en óleo. La pintura, conservada en el Musée cantonal des Beaux-Arts de Lausana, mide apenas 35 x 46 cm, pero tiene una presencia que trasciende sus dimensiones. Realizada durante los veranos que Vallotton pasaba con su esposa Gabrielle en Romanel, Suiza, esta pieza nos muestra cómo el artista volvió al género del paisaje con una mirada transformada por su experiencia con los Nabis.
Romanel, un rincón de inspiración
Rodeado de lagos y montañas, Vallotton encontró en Romanel el escenario perfecto para retomar un tipo de pintura que había dejado de lado durante algún tiempo. Pero ahora lo hacía desde otro lugar, mucho más introspectivo. Ya no se trataba simplemente de representar la naturaleza con fidelidad, sino de capturar lo que esa naturaleza le hacía sentir.
El contagio de la subjetividad
Los Nabis —grupo artístico francés de fines del siglo XIX, influenciaron profundamente su manera de ver el mundo. Inspirados por el simbolismo y por el arte japonés, estos artistas priorizaban la espiritualidad, la emoción y la decoración sobre la precisión realista. De hecho, fueron grandes admiradores de las estampas japonesas, al punto de considerarse auténticos otaku de la cultura nipona de su tiempo. Vallotton, al integrarse a este movimiento, comenzó a experimentar con campos de color planos, formas simplificadas y contornos marcados.
En La gran nube, por ejemplo, una línea amarilla perfila la nube central como si la estuviera subrayando, apartándola del resto del paisaje. Este recurso, heredado de los grabados japoneses y del simbolismo nabi, enfatiza la emocionalidad del cielo y convierte lo que podría ser una escena serena en un momento casi onírico.
El paisaje como estado de ánimo
Para Vallotton, la pintura dejó de ser un espejo de la realidad para convertirse en una especie de termómetro emocional. En lugar de registrar lo que los ojos ven, buscaba transmitir lo que el alma siente. Así, La gran nube no es solo una nube. Es una presencia. Una emoción suspendida. Un recuerdo de verano encapsulado en colores audaces y formas contenidas.
Un puente hacia las vanguardias
Obras como esta demuestran por qué los Nabis fueron clave en la transición entre el postimpresionismo y las vanguardias del siglo XX. A través de su enfoque decorativo y espiritual, abrieron nuevas posibilidades para el arte moderno, en el que la percepción interior cobraría tanta importancia como el objeto representado.
Te puede interesar: Suzanne Valadon y su retrato de familia sin filtros
Con La gran nube, Vallotton nos deja un paisaje que no busca gustar por su belleza natural, sino que provoca por su audacia y su honestidad emocional.
Con información de HA!