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¿Un salto real o una ilusión? El día que Yves Klein engañó al mundo con arte

Klein se autoproclamaba “el pintor del espacio”.

En 1960, un periódico francés sorprendía a sus lectores con un impactante titular: “¡Un hombre en el espacio! ¡El pintor del espacio se tira al vacío!”. La imagen que acompañaba la noticia mostraba a un hombre con los brazos extendidos, cayendo desde una ventana hacia el pavimento. Ese hombre era el propio Yves Klein, artista y provocador, lanzándose —aparentemente— a tres metros y medio de altura. Pero lo más fascinante de esta historia no es el salto sino que nunca ocurrió.

El arte como performance… ¿o como ficción?

La imagen, titulada Saut dans le vide (Salto al vacío), es uno de los fotomontajes más emblemáticos del siglo XX. Fue publicada por el propio Klein en su falso periódico Dimanche, una obra en sí misma que solo circuló un día, y que formaba parte de una performance cuidadosamente orquestada. En ella, el artista jugaba con los límites entre la realidad y la representación.

Para lograr la imagen, se tomaron varias fotografías con Klein saltando desde una estructura elevada, que luego fueron manipuladas para eliminar la lona de seguridad sobre la que caía. El resultado: una escena dramática y aparentemente suicida, en la que el artista parece entregarse por completo al abismo, como un acto de fe artística. Mientras tanto, un ciclista de espaldas en la imagen, completamente ajeno al salto, acentúa el surrealismo del momento.

El artista del espacio

Klein se autoproclamaba “el pintor del espacio”. En su propia declaración, decía:“No soy un pintor abstracto sino, al contrario, un artista figurativo, y realista. Seamos honestos… para pintar el espacio he de ponerme en situación. He de estar en el espacio.”

Este planteamiento lo alejaba de las nociones tradicionales del arte como pintura o escultura, y lo aproximaba a una experiencia existencial: para hablar del vacío, tenía que lanzarse al vacío, aunque solo fuera simbólicamente.

¿Dónde está la obra?

La verdadera genialidad de Salto al vacío no está en el riesgo físico —que fue hábilmente evitado—, sino en la construcción de una narrativa visual que pone en duda nuestra confianza en lo que vemos. ¿Es la obra la fotografía? ¿El periódico que la publica? ¿El acto que nunca ocurrió? ¿O el “engaño” como concepto artístico?

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Klein logró algo extraordinario: crear evidencia de un hecho falso que muchos creyeron real, jugando con los códigos del fotoperiodismo y el arte de acción. Hoy, la imagen forma parte de la colección del Museo Metropolitano de Nueva York.

Con información de HA!

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