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Estudio revela auge de terapias integrativas para tratar trastornos del sueño

La investigación, realizada en Taiwán, encontró que la acupresión fue considerada la técnica más efectiva, aunque el acceso limitado y la falta de evidencia científica siguen siendo barreras.

CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio reciente publicado en la revista Science Direct reveló que más de la mitad de los adultos que sufren trastornos del sueño ha optado por terapias de medicina integrativa (IMA, por sus siglas en inglés) durante el último año. De los 515 participantes, seleccionados en un centro especializado de sueño en Taiwán, el 53.4% informó haber utilizado al menos una de estas prácticas.

Más del 50% de los adultos recurre a alternativas naturales

Entre las opciones más populares se encuentra la música relajante, señalada como la más utilizada, seguida de técnicas como la acupresión, que consiste en aplicar presión con los dedos en puntos específicos del cuerpo. También destacaron otras prácticas como la respiración controlada, los baños de pies con agua caliente y la meditación, que ganan terreno como formas accesibles de mejorar el descanso.

El estudio analizó no solo la frecuencia de uso, sino también la percepción de efectividad y las barreras más comunes para adoptar estas terapias. Las edades de los participantes iban de los 23 a los 91 años, con una media de 53, y más del 70% reportó vivir con al menos una enfermedad crónica, lo que también influyó en su interés por alternativas a los medicamentos tradicionales.

Beneficios percibidos y obstáculos comunes

Entre las técnicas analizadas, la acupresión fue considerada la más efectiva por los participantes. Sin embargo, el acceso limitado a estas terapias y los efectos secundarios asociados al uso de medicamentos para dormir surgieron como los principales factores que influyen en la decisión de buscar opciones integrativas.

El nivel educativo, la presencia de enfermedades crónicas y los hábitos saludables también resultaron determinantes en la adopción de estas terapias. Las principales fuentes de información fueron medios como la televisión y la radio, lo que refleja la necesidad de una mayor difusión científica sobre los beneficios y limitaciones de estas prácticas.

Aunque el estudio se centró en Taiwán, el uso de terapias integrativas se ha extendido globalmente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas prácticas han ganado terreno en los últimos 30 años, especialmente en Asia y África. En países como Estados Unidos, Canadá y Alemania, su uso es también frecuente, con cifras que van del 30% al 86%.

Música y meditación, aliadas del descanso

La música relajante ha cobrado protagonismo como una herramienta simple y efectiva para inducir el sueño. Estudios del National Center for Complementary and Integrative Health (NCCIH) y del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. respaldan que escuchar música antes de dormir mejora la calidad subjetiva del descanso en adultos con insomnio, aunque los efectos sobre la duración del sueño no son tan claros.

Un metaanálisis que evaluó a más de mil personas en 13 estudios concluyó que escuchar música entre 25 y 60 minutos cada noche puede generar una mejora notable en la experiencia del sueño. Esta práctica influye en el sistema nervioso autónomo, disminuye la ansiedad y ayuda a preparar el cuerpo para el descanso.

Además, se ha descubierto que la música que favorece el sueño comparte características con aquella utilizada para estudiar: tempo lento, armonía suave y estructura estable. Esto sugiere que ciertos tipos de sonido actúan como un entorno sonoro favorable, promoviendo calma sin interrumpir la concentración o el descanso.

Desafíos para una adopción más amplia

A pesar de su creciente popularidad, la medicina integrativa aún enfrenta varios retos. Según el estudio de Science Direct, la falta de evidencia científica sólida para algunas modalidades, así como su acceso desigual, limitan su uso generalizado. Aunque muchas personas perciben beneficios, aún falta respaldo clínico para establecer su eficacia de forma concluyente.

También entran en juego factores demográficos y sociales. La edad, el género, el nivel socioeconómico y las prácticas de autocuidado influyen en la decisión de probar estas terapias. Esto pone en evidencia la necesidad de políticas de salud más inclusivas y de una mayor investigación que respalde estas alternativas.

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En conclusión, las terapias integrativas se han posicionado como una opción relevante para tratar trastornos del sueño, especialmente en personas que buscan alternativas a los fármacos. Aunque no reemplazan al tratamiento médico convencional, representan un complemento que podría mejorar la calidad de vida y el bienestar general de quienes luchan por dormir bien.

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