En EE. UU., 9 de cada 10 adolescentes han sufrido ciberacoso, lo que puede dejar secuelas emocionales graves, advierte un estudio
La investigación encontró que tanto las agresiones directas como las formas sutiles, como la exclusión o los rumores en línea, generan daños emocionales similares.
CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio reciente reveló que el ciberacoso afecta a casi 9 de cada 10 adolescentes en Estados Unidos, y sus efectos emocionales pueden ser tan graves como los de un trauma. La investigación, publicada en la revista BMC Public Health, encuestó a cerca de 2,700 estudiantes de secundaria y preparatoria. Los resultados mostraron que incluso los actos más sutiles, como excluir a alguien de un chat grupal, pueden generar síntomas relacionados con el trastorno de estrés postraumático.
Un problema más común de lo que parece
Los investigadores encontraron que no existe un tipo de ciberacoso más dañino que otro: todos tienen un impacto psicológico similar. Tanto la exclusión social como los comentarios crueles o los rumores generan un nivel de angustia comparable al de amenazas directas o ataques por razones personales como la raza o la religión. Esto contradice la idea de que ciertos comportamientos son “menos graves” que otros.
“El ciberacoso en cualquier forma puede causar un trauma significativo”, explicó el investigador principal Sameer Hinduja, profesor en la Universidad Atlántica de Florida. Añadió que fue sorprendente descubrir que todos los tipos de acoso digital conllevan riesgos similares de generar daño emocional.
Cuatro formas de ciberacoso con efectos similares
El estudio clasificó el ciberacoso en cuatro tipos principales: amenazas directas (por mensaje o en línea), violaciones de la privacidad (como el robo de identidad), acoso indirecto (comentarios malintencionados o imágenes) y exclusión social (como dejar fuera a alguien de una conversación grupal). Aunque se presentaron de forma distinta, todos provocaron consecuencias psicológicas parecidas.
Entre las formas más comunes que reportaron los adolescentes están los comentarios hirientes en línea (56%), la exclusión intencional (53%), los rumores (53%), la humillación pública (50%) y las amenazas directas (38%). También fue frecuente el contacto no deseado por mensaje o internet (42%). En todos los casos, cuanto más frecuente era el acoso, más síntomas de trauma aparecían.
“Lo que más influía no era el tipo de acoso, sino la cantidad”, subrayó Hinduja. Esto sugiere que la exposición continua a este tipo de agresiones, sin importar su forma, puede tener un efecto acumulativo y devastador en la salud mental de los jóvenes.
Proteger a los adolescentes: una tarea urgente
El estudio destaca la necesidad de seguir investigando cómo proteger mejor a los adolescentes del impacto del ciberacoso. Los expertos coinciden en que no basta con castigar a los agresores: es fundamental crear entornos más seguros y desarrollar herramientas preventivas. Parte de la solución puede estar en el fortalecimiento de la red de apoyo emocional de los jóvenes.
Según Hinduja, contar con amistades cercanas, apoyo familiar sólido y habilidades de resiliencia emocional puede ayudar a amortiguar los efectos del ciberacoso. Estos factores pueden brindar contención frente al comportamiento tóxico en línea, pero también se requiere mayor conciencia pública sobre el tema y acciones concretas desde las escuelas y plataformas digitales.
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Aunque el estudio se enfocó en adolescentes de Estados Unidos, sus hallazgos pueden aplicarse a muchos otros contextos. El ciberacoso no conoce fronteras, y su impacto en la salud mental es un problema que requiere atención global. Visibilizar estos daños es el primer paso para fomentar un entorno digital más sano para todos.