Un museo en Suecia expone inventos fallidos para demostrar que equivocarse es parte del éxito
Pero este museo no se burla del fracaso, al contrario, lo reivindica.
Hay un lugar que celebra lo contrario: el Museum of Failure. Fundado por el psicólogo organizacional Samuel West, este museo ubicado en Helsingborg, Suecia, alberga una colección insólita de productos, servicios e ideas que fracasaron rotundamente en el mercado, a veces de forma divertida, otras veces, desconcertante.
Entre las piezas más famosas se encuentra el Pepsi Crystal, un refresco transparente lanzado en los años 90 que confundió más que encantó; la Apple Newton, un asistente digital personal que prometía revolucionar la escritura a mano, pero falló estrepitosamente; y hasta el Donald Trump: The Game, un intento de Monopoly con tintes políticos que nadie quiso comprar.
Pero este museo no se burla del fracaso, al contrario: lo reivindica como una parte esencial del proceso creativo. Según su creador, mostrar estos errores ayuda a desmitificar la perfección y alienta a las personas a arriesgarse sin miedo al ridículo.
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Hoy, el museo cuenta con una versión itinerante que ha viajado por varias ciudades del mundo, y su popularidad demuestra algo importante: fallar no solo es inevitable, también es necesario.