Chimpancés que marcan el ritmo Revelan una clave sobre los orígenes musicales del ser humano
En la selva, un simple tamborileo puede ser más que un sonido: es una forma de conectar, de comunicarse.
Los chimpancés no solo comparten con los humanos el uso de herramientas o la complejidad social, sino también algo mucho más sorprendente: el sentido del ritmo. Así lo demuestra un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology, donde se analizaron 371 episodios de “tambores” realizados por chimpancés en África. La conclusión es clara: nuestros parientes evolutivos más cercanos saben marcar el compás, y lo hacen con intenciones muy específicas.
Golpes que resuenan en la selva
Cuando un chimpancé se mueve por la selva, es común que se detenga junto a las grandes raíces de los árboles y las golpee con fuerza. Estos golpes no son aleatorios: forman patrones rítmicos que pueden escucharse a más de un kilómetro de distancia. Para los investigadores, se trata de una forma de comunicación a larga distancia. El ritmo les permite a los chimpancés enviar señales sobre su ubicación, dirección o simplemente hacer una especie de “registro de presencia”.
“Cada chimpancé tiene su propio estilo. Un patrón de golpes que funciona como una firma personal”, explicó la primatóloga Cat Hobaiter, de la Universidad de St Andrews. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que el ritmo no es exclusivo del ser humano, sino que podría haber sido una habilidad compartida con nuestro último ancestro común hace aproximadamente seis millones de años.
Ritmos que varían según la región
El estudio también reveló diferencias regionales en la forma de percutir. Mientras que los chimpancés del oeste de África prefieren un ritmo más constante y parejo, los del este tienden a alternar intervalos cortos y largos. Esto sugiere una diversidad cultural que va más allá del simple comportamiento instintivo.
Además, no cualquier raíz sirve para estos tambores improvisados. Los chimpancés eligen con cuidado qué tipo de madera golpean, buscando aquellas que transmiten mejor el sonido a través de la espesa vegetación. Como explica la investigadora Catherine Crockford, del Instituto de Ciencias Cognitivas CNRS en Francia, “estas raíces también son herramientas, elegidas estratégicamente por su acústica”.
Una herencia rítmica ancestral
Henkjan Honing, experto en cognición musical de la Universidad de Ámsterdam y coautor del estudio, sugiere que estas capacidades rítmicas de los chimpancés son una pista valiosa sobre el origen de nuestra propia musicalidad. “Nuestra habilidad para producir ritmo –y usarlo en contextos sociales– parece ser anterior a que los humanos fuéramos humanos”, apunta Honing.
El estudio no solo ofrece una mirada fascinante sobre la vida de los chimpancés, sino que también plantea preguntas profundas sobre nuestra evolución. Si el ritmo ya estaba presente en nuestros ancestros más antiguos, ¿cuál fue su papel en el desarrollo del lenguaje, la música o la cooperación social?
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En la selva, un simple tamborileo puede ser más que un sonido: es una forma de conectar, de comunicarse.
Con información de The Indepedent.