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¿Existe un desayuno perfecto según la ciencia?

Un desayuno equilibrado debe incluir carbohidratos integrales, proteínas magras, grasas saludables y micronutrientes como vitaminas y minerales.

¿Existe un desayuno perfecto según la ciencia?

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque a menudo se pasa por alto o se consume con prisa, el desayuno tiene un impacto más profundo de lo que parece. De acuerdo con múltiples estudios científicos, esta primera comida del día no solo proporciona energía para iniciar la jornada, sino que también contribuye a regular el metabolismo, mejorar el rendimiento cognitivo y fortalecer el bienestar general. Su importancia es especialmente notable en niños, adolescentes y adultos mayores.

El desayuno: clave para la salud física y mental

Según la Fundación Española de Nutrición, el desayuno “despierta el cerebro” y ayuda al cuerpo a salir del ayuno nocturno con el aporte de entre el 20 y el 25% de las calorías diarias recomendadas, lo que equivale a unas 400-500 calorías en una dieta estándar. Además, es una fuente crucial de vitaminas y minerales que, si se omiten al iniciar el día, difícilmente se recuperan en las comidas posteriores.

En particular, los niños que desayunan de forma regular tienden a tener una mejor ingesta de nutrientes como el calcio y las vitaminas del grupo B, lo cual impacta positivamente en su desarrollo físico y mental. A largo plazo, quienes no desayunan de forma adecuada pueden experimentar deficiencias nutricionales y alteraciones en su calidad de dieta general.

Desayuno y metabolismo: una relación estrecha

Un desayuno balanceado ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en sangre, lo que previene altibajos energéticos, antojos y cansancio durante la mañana. Por el contrario, omitir esta comida o basarla en productos con azúcares refinados puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, según diversos estudios científicos.

El desayuno también tiene un papel fundamental en la función cerebral. Investigaciones citadas por Neuro Class muestran que las personas que desayunan tienden a tener mejor concentración, memoria y rendimiento académico. Esta relación es especialmente importante en estudiantes, ya que su desarrollo cognitivo depende en gran medida de una buena nutrición desde las primeras horas del día.

En el caso del control del peso, se ha observado que quienes desayunan regularmente tienen menor tendencia al sobrepeso. Esto se debe a que los alimentos ricos en proteínas y fibra generan mayor saciedad, lo que ayuda a controlar el apetito y a evitar el consumo excesivo de calorías en el resto del día.

¿Qué debe incluir un desayuno ideal?

Para que un desayuno sea realmente nutritivo, debe tener una buena combinación de carbohidratos complejos, proteínas magras, grasas saludables y micronutrientes. Los carbohidratos deben provenir de granos integrales como avena, pan integral o quinoa, que aportan energía duradera y ayudan a regular el azúcar en sangre.

Las proteínas pueden obtenerse de huevos, lácteos bajos en grasa, yogur natural, legumbres, semillas y frutos secos. Una dosis de entre 20 y 30 gramos en el desayuno promueve la saciedad y contribuye al mantenimiento de la masa muscular. Las grasas saludables, presentes en la palta, nueces, semillas o aceite de oliva extra virgen, complementan el perfil nutricional al favorecer la absorción de vitaminas.

Además, esta comida es ideal para integrar micronutrientes como calcio, potasio, hierro, vitaminas del grupo B, vitamina D y fibra. La clave está en incluir frutas, verduras, cereales integrales y lácteos o sus alternativas vegetales. El consenso científico sugiere que un desayuno completo debe incluir cereales integrales, frutas y algún derivado lácteo.

Coincidencia entre organismos internacionales

Instituciones como la Universidad de Harvard, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Clínica Mayo coinciden en la importancia de un desayuno completo y equilibrado. La Escuela de Salud Pública de Harvard recomienda que la mitad del plato sea fruta o verdura, un cuarto granos integrales y el resto proteínas saludables, con aceites vegetales en lugar de grasas animales.

Por su parte, la OMS resalta la importancia de consumir frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y evitar el exceso de azúcar. Mientras tanto, la Clínica Mayo sugiere adaptar el desayuno según el nivel de actividad física del día, priorizando alimentos naturales y bajos en grasa.

Todas estas guías coinciden en un punto clave: evitar productos procesados, ricos en azúcares añadidos y grasas no saludables. Asimismo, insisten en que el desayuno debe cubrir entre el 20 y 25% del requerimiento energético diario para apoyar una vida saludable.

Lo que conviene evitar y por qué

El informe también señala que ciertos alimentos comúnmente asociados al desayuno pueden ser perjudiciales si se consumen con frecuencia. Productos ultraprocesados como cereales azucarados, bollería industrial, barritas energéticas y jugos envasados contienen altos niveles de azúcares, grasas saturadas y sodio, pero ofrecen poco valor nutricional.

Consumir estos productos puede causar picos de glucosa, fatiga y más hambre durante el día. También se desaconseja el consumo regular de carnes procesadas como salchichas o tocino, por su contenido en conservadores y grasas nocivas. Saltarse el desayuno por completo tampoco es recomendable, ya que se ha vinculado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

No obstante, los expertos aclaran que más importante que desayunar o no, es la calidad del desayuno y el equilibrio nutricional general durante todo el día. Es decir, no basta con comer algo por la mañana: lo que se elige comer es lo que realmente hace la diferencia.

Adaptar el desayuno a cada persona

Las necesidades del desayuno varían según la edad y el nivel de actividad física. En los niños y adolescentes, un desayuno completo es esencial para su desarrollo físico y mental. En adultos, ayuda a mantener la energía y prevenir enfermedades. En personas mayores, la densidad nutricional es clave, ya que aunque su consumo calórico disminuye, su requerimiento de nutrientes puede aumentar.

Quienes hacen ejercicio por la mañana deben priorizar alimentos que les den energía y favorezcan la recuperación, como carbohidratos complejos y proteínas. En días más tranquilos, se pueden optar por opciones más ligeras, pero igual de nutritivas.

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Algunas ideas prácticas de desayunos saludables incluyen: avena con frutas y semillas; yogur con granola y fruta; pan integral con palta y huevo; batidos con vegetales y frutas; o panqueques de avena con plátano. La clave está en planear con anticipación, variar los ingredientes y escuchar las necesidades del cuerpo para construir un hábito sostenible.

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