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¿Se puede evitar la curvatura de la espalda al envejecer?

Aunque algunos casos son reversibles con ejercicios y buenos hábitos, otros requieren atención médica.

¿Se puede evitar la curvatura de la espalda al envejecer?

CIUDAD DE MÉXICO.- Con el paso de los años, muchas personas notan que su postura se modifica: los hombros se encorvan, la cabeza se adelanta y la espalda se curva. Aunque este cambio se asocia principalmente con personas mayores, también puede afectar a jóvenes que adoptan posturas inadecuadas durante largos periodos, como al estar sentados frente a un escritorio o mirando el celular. Lo que comúnmente se conoce como “joroba” tiene un nombre médico: cifosis.

Cambios comunes en la postura con la edad

La columna vertebral tiene una forma natural de “S” alargada. Por eso, una curvatura leve en la parte superior de la espalda es normal. Sin embargo, cuando esta curvatura supera los 40 grados, se considera hipercifosis, y puede causar dolor, pérdida de movilidad y afectar la calidad de vida. En estos casos, la espalda no puede volver a la posición recta por sí sola, lo que indica que hay un problema más profundo.

Una de las principales causas de la cifosis es la mala postura. Este tipo de curvatura, llamada cifosis postural, se da sobre todo en personas jóvenes y, por fortuna, suele ser reversible. Con ejercicios adecuados, estiramientos y una mayor conciencia postural, es posible corregirla antes de que se convierta en algo más serio.

Otras causas más allá de la postura

En personas mayores, la curvatura de la espalda suele deberse al desgaste natural de la columna. En particular, la osteoporosis —una enfermedad que debilita los huesos— puede causar fracturas en las vértebras que terminan provocando una curvatura permanente. En estos casos, no se trata de mala postura sino de un cambio estructural en los huesos de la espalda.

La hipercifosis relacionada con la edad puede generar molestias incluso cuando se intenta mantener una postura erguida. Además del dolor, las personas suelen experimentar una pérdida de altura de más de tres centímetros, lo cual puede ser una señal de alerta. Otras causas incluyen condiciones como la cifosis de Scheuermann —que aparece en la adolescencia por un crecimiento desigual de las vértebras— y la cifosis congénita, que está presente desde el nacimiento.

También existen afecciones como la escoliosis (curvatura hacia los lados) y la lordosis (curvatura excesiva hacia adentro en la parte baja de la espalda), así como artritis, infecciones o lesiones, que pueden contribuir a que la espalda se encorve con el tiempo. Por eso, es importante prestar atención a los cambios en la postura y no asumir que todos son normales o sin consecuencias.

Prevención, ejercicios y hábitos saludables

Cuando se detectan síntomas como dolor persistente, rigidez o pérdida de altura, se recomienda consultar a un especialista. De hecho, según The Conversation, uno de cada cinco adultos mayores sufre una fractura vertebral, pero la mayoría no recibe diagnóstico ni tratamiento. Una radiografía puede ser clave para identificar la causa real detrás de una espalda encorvada.

La mejor forma de prevenir una curvatura anormal es mantener una buena salud ósea y muscular. Esto incluye ejercicios de resistencia para fortalecer la parte superior de la espalda, mantenerse activo al menos 150 minutos por semana, y llevar una dieta rica en proteína, calcio y vitamina D. También se sugiere evitar fumar y reducir el consumo de alcohol, ya que afectan negativamente la densidad ósea.

Adoptar una postura correcta es esencial. Colocar la cabeza alineada con los hombros y estos con las caderas puede reducir la presión sobre la columna. Ejercicios como las extensiones de espalda, el fortalecimiento de los músculos entre los omóplatos y actividades como caminar o subir escaleras pueden marcar una gran diferencia. Además, disciplinas como yoga o pilates ayudan a mejorar la flexibilidad y la conciencia corporal, aunque en casos de osteoporosis se debe consultar previamente al médico.

La curvatura no es un destino inevitable

Aunque la curvatura de la espalda puede parecer una consecuencia inevitable del envejecimiento, lo cierto es que hay mucho que se puede hacer para prevenirla o reducir su impacto. Lo importante es comenzar a cuidar la postura y la salud ósea desde etapas tempranas de la vida.

En los casos en que ya existe una curvatura avanzada por desgaste óseo, los tratamientos pueden ayudar a aliviar el dolor y frenar su progresión, aunque no siempre logran revertirla por completo. De ahí la importancia de la prevención y del diagnóstico oportuno.

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Tal como señala The Conversation, una postura adecuada y músculos fuertes pueden hacer la diferencia. Estar conscientes de cómo nos sentamos, nos movemos y cuidamos nuestros huesos es clave para mantener una columna sana durante toda la vida.

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