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Una variable casi ignorada empieza a destacar en el estudio del sueño

Una nueva línea de investigación médica sugiere que la microbiota intestinal juega un papel clave en la calidad del sueño.

Una variable casi ignorada empieza a destacar en el estudio del sueño

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante mucho tiempo, el enfoque principal para mejorar el sueño se centró en reducir el estrés, cuidar los hábitos tecnológicos o establecer rutinas nocturnas saludables. Sin embargo, una nueva línea de investigación médica está llamando la atención: la relación entre la microbiota intestinal y la calidad del descanso. Diversos estudios comienzan a señalar que el equilibrio de bacterias en el intestino podría tener un papel crucial en cómo dormimos.

Una variable casi ignorada empieza a destacar en el estudio del sueño

El doctor Miguel Ignacio López Ramiro, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, explica que una mayor diversidad microbiana en el intestino se asocia con un sueño más reparador. Esta relación se debe a que la flora intestinal influye en la producción de melatonina, hormona clave para regular el ciclo sueño-vigilia, al intervenir en el metabolismo de compuestos como el triptófano y la serotonina.

Esta perspectiva representa un cambio importante: ya no se trata solo de lo que ocurre en el cerebro, sino también en el intestino. De acuerdo con estudios recientes, una microbiota poco diversa puede estar relacionada con trastornos como el insomnio o la fragmentación del sueño. Así, los especialistas ven en la salud intestinal un nuevo frente de batalla para combatir los problemas del descanso.

El estrés y su impacto en el eje intestino-cerebro

Otro factor que interfiere en esta relación es el estrés, que no solo afecta el ánimo o el rendimiento diario, sino también la microbiota intestinal. Según López Ramiro, el estrés prolongado genera la liberación de cortisol, una hormona que reduce la diversidad bacteriana y altera la producción de neurotransmisores relacionados con el sueño. Esto puede llevar a noches interrumpidas o a un descanso poco profundo.

La ciencia ha comenzado a entender mejor esta conexión a través del llamado “eje intestino-cerebro”. Una investigación publicada en Cell Metabolism por Tofani y colaboradores en 2025 demostró que el estrés crónico puede alterar los ritmos circadianos y afectar la comunicación entre intestino y cerebro. Este vínculo funcional y bidireccional explica por qué los cambios emocionales también repercuten en el aparato digestivo y en el sueño.

El doctor López Ramiro destaca que el reloj biológico cerebral necesita rutinas estables para funcionar correctamente, y la microbiota también depende de esos ritmos para producir sustancias que favorecen el descanso. Cuando se alteran estos patrones, por ejemplo, por cambios de horario o hábitos inconstantes, el equilibrio intestinal también se ve afectado.

Rutinas irregulares y probióticos como posibles aliados

Más allá del estrés, ciertos hábitos como saltarse comidas, comer a deshoras o dormir muy tarde también pueden desajustar el reloj interno y la microbiota. Estos cambios modifican el entorno intestinal y pueden reducir la presencia de bacterias beneficiosas, provocando problemas digestivos que a su vez interfieren con el sueño.

Un estudio reciente publicado en Cureus en 2024 analizó cómo los horarios de alimentación y sueño inciden en la estructura del microbioma, con efectos que van más allá de lo digestivo: influyen también en la salud mental y la calidad del descanso. Las personas con insomnio crónico, por ejemplo, presentan menos bacterias productoras de ácidos grasos beneficiosos y más microorganismos patógenos.

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Ante este panorama, los investigadores se preguntan si los probióticos podrían ser parte de la solución. Según López Ramiro, ciertas cepas como Lactobacillus y Bifidobacterium ayudan a restaurar el equilibrio bacteriano, mejorando no solo la digestión sino también la calidad del sueño. Ensayos clínicos recientes como el de Lan et al. (2023), publicado en Nutrients, respaldan esta idea, al demostrar que la cepa Bifidobacterium breve CCFM1025 puede mejorar el descanso regulando la respuesta al estrés. ¿Será la salud intestinal la nueva clave para dormir mejor? La ciencia apunta cada vez más en esa dirección.

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