¿Qué es la resistencia a la insulina y por qué importa?
Esta condición se puede prevenir con una alimentación rica en fibra, omega-3, magnesio y vitamina D. Sin embargo, también es importante cuidar lo que se bebe.
CIUDAD DE MÉXICO.- La insulina es una hormona vital producida por el páncreas. Su función principal es ayudar a que el azúcar (glucosa) entre en las células del cuerpo para transformarse en energía. Sin embargo, cuando el cuerpo no responde adecuadamente a esta hormona, se habla de “resistencia a la insulina”. Este problema hace que el páncreas trabaje más de lo normal, generando más insulina de la necesaria.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH), las células de músculos, grasa e hígado pueden dejar de reaccionar correctamente a la insulina. Si esta situación persiste, el páncreas no logra cubrir la demanda, lo que eleva los niveles de glucosa en la sangre. De acuerdo con la revista Health, esto puede derivar en un exceso de azúcar almacenado en forma de grasa, favoreciendo el sobrepeso y otros trastornos metabólicos.
La buena noticia es que prevenir esta condición es posible. Una alimentación balanceada, rica en fibra, ácidos grasos omega-3, magnesio y vitamina D, puede mejorar la respuesta del cuerpo a la insulina. La fibra, por ejemplo, ayuda a que el azúcar se libere de manera gradual, evitando subidas bruscas en la glucosa. Pero además de los alimentos sólidos, las bebidas también juegan un papel crucial en este proceso.
Cuidado con lo que bebes: bebidas que afectan la insulina
Mantener una buena hidratación es clave para la salud general, y también para controlar los niveles de glucosa. Sin embargo, no todas las bebidas ayudan en este objetivo. Algunas, como los refrescos o bebidas azucaradas, pueden favorecer la resistencia a la insulina si se consumen con frecuencia. El ISSSTE advierte que estos productos no solo aumentan el azúcar en la sangre, sino que también están relacionados con enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo 2.
Estas bebidas suelen contener azúcares añadidos como jarabe de maíz de alta fructosa, dextrosa o azúcar invertido. Por ejemplo, una sola lata de refresco puede contener hasta 40 gramos de azúcar, según la Asociación Americana de la Diabetes. Otras bebidas que conviene evitar son los cafés o tés endulzados, jarabes para preparar bebidas y cócteles con alto contenido de azúcar.
Las bebidas energéticas también están en la lista de las menos recomendadas. Aunque se promocionan como productos para mejorar el rendimiento, muchas contienen grandes cantidades de azúcar. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, una porción puede tener más de 37 gramos de azúcar, lo que eleva rápidamente la glucosa en la sangre.
Otras bebidas que pueden perjudicar el control de la glucosa
Los jugos de frutas, aunque parezcan una opción saludable, también pueden tener efectos no deseados. El sitio especializado Healthgrades explica que incluso los jugos naturales 100% fruta, como los de arándano, contienen una alta concentración de carbohidratos. Además, al eliminar la fibra que trae la fruta entera, el azúcar se absorbe más rápido, impactando negativamente los niveles de insulina.
El alcohol es otro factor a considerar. Un consumo excesivo puede elevar la glucosa en la sangre o, en combinación con medicamentos para la diabetes, provocar hipoglucemia (bajos niveles de azúcar peligrosos). También se deben evitar bebidas etiquetadas como “light” o “zero”, ya que muchos de sus edulcorantes artificiales pueden interferir con el metabolismo de la glucosa.
Como alternativa saludable, especialistas recomiendan beber agua natural, agua con gas sin azúcar y jugos de verduras naturales. En personas que ya presentan resistencia a la insulina o padecen diabetes, es fundamental consultar a un profesional de la salud para establecer un plan nutricional adecuado y seguro.