Cuidado con estas aves venenosas en Papúa Nueva Guinea que contienen una toxina más letal que el cianuro
Los científicos sospechan que la obtienen a través de su dieta.

En lo profundo de las selvas tropicales de Papúa Nueva Guinea habita uno de los enigmas más desconcertantes del reino animal: aves que son naturalmente venenosas, portadoras de una toxina más letal que el cianuro. Estos coloridos animales, lejos de parecer amenazantes, son una advertencia viviente de que en la naturaleza, lo más bello puede ser también lo más peligroso.
Todo comenzó en el verano de 1989, cuando Jack Dumbacher, un joven ornitólogo en formación, emprendió su primera expedición a las exuberantes tierras de Nueva Guinea. En una de esas tardes húmedas y pegajosas, uno de sus sensores capturó a un ave de plumaje negro y naranja intenso: el pitohui encapuchado. Mientras intentaba liberarla de la red, el ave lo arañó, y Dumbacher, por instinto, se llevó la herida a la boca. Lo que ocurrió después fue totalmente inesperado: su lengua comenzó a arder, luego se adormeció y permaneció entumecida hasta la noche.
Alarmado, consultó con los guías locales, quienes no se sorprendieron. Le explicaron que ese tipo de aves eran conocidas como “pájaros basura”, evitadas por la gente debido a su toxicidad. Solo se consumían —y con extrema precaución— tras ser despellejadas y tratadas con métodos especiales.
Intrigado por la advertencia y la reacción de su cuerpo, Dumbacher se propuso descubrir qué hacía a estos pájaros tan peligrosos. Durante un año entero recolectó muestras de pitohui y, de regreso a Estados Unidos, trabajó con químicos para identificar la sustancia responsable. Lo que hallaron fue sorprendente: las aves contenían batracotoxina, una neurotoxina letal que también está presente en algunas ranas venenosas de América Central y del Sur.
Lo más intrigante del hallazgo es que estas aves no producen la toxina por sí mismas. Los científicos sospechan que la obtienen a través de su dieta, posiblemente al consumir ciertos escarabajos que también contienen batracotoxina. Sin embargo, cómo logran resistir los efectos de esta sustancia sigue siendo un misterio sin resolver.
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El caso del pitohui encapuchado abrió una nueva ventana al estudio de la evolución química en las especies y obligó a los expertos a replantearse la forma en que entendemos las defensas naturales de las aves. Hoy en día, Dumbacher es una autoridad en la materia, y su encuentro fortuito con un ave tóxica sigue inspirando investigaciones sobre las extrañas y fascinantes estrategias de supervivencia en la naturaleza.
Con información de Natgeo.
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