Alimentos antioxidantes y longevidad: nueva evidencia científica
Un estudio publicado en la Journal of Internal Medicine reveló que una dieta rica en antioxidantes, como el chocolate negro, el queso y el vino tinto, puede reducir en un 18 % el riesgo de muerte en los próximos 20 años.
CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio reciente publicado en la Journal of Internal Medicine ha revelado que seguir una dieta rica en antioxidantes podría estar relacionado con una mayor esperanza de vida. La investigación fue liderada por la doctora Joanna Kaluza, de la Universidad de Varsovia, y analizó los hábitos alimenticios de más de 68 mil personas de entre 45 y 83 años. El hallazgo más relevante indica que quienes consumen alimentos con propiedades antioxidantes tienen un 18 % menos de probabilidades de morir en los próximos 20 años, en comparación con quienes siguen dietas menos saludables.
Alimentos antioxidantes y longevidad: nueva evidencia científica
El estudio destaca el valor de los compuestos antiinflamatorios presentes en ciertos alimentos. Estos ayudan a reducir el riesgo de enfermedades graves y a mejorar la calidad de vida general. Entre los alimentos más recomendados se encuentran el chocolate negro, el queso y el vino tinto, todos en cantidades moderadas. El chocolate negro, por ejemplo, es rico en flavonoides, compuestos que protegen el sistema cardiovascular y combaten la inflamación.
El queso, por su parte, aporta beneficios para la salud ósea y la función cognitiva, mientras que el vino tinto contiene resveratrol, un potente antioxidante que se ha relacionado con una mejor salud del corazón y un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, los autores del estudio advierten que el consumo excesivo de estos productos podría anular sus beneficios.
Reducir riesgos con una dieta equilibrada
De acuerdo con los datos analizados, una dieta rica en alimentos antioxidantes no solo disminuye el riesgo de muerte prematura, sino que también reduce las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares en un 20 % y cáncer en un 13 %. La doctora Kaluza señaló, en declaraciones recogidas por el medio Ladbible, que este tipo de alimentación es especialmente favorable para fumadores y exfumadores, ya que están más expuestos a enfermedades crónicas.
Otro aspecto importante del estudio es la recomendación de evitar alimentos procesados, bebidas azucaradas y carne roja, debido a su impacto negativo en la salud a largo plazo. La carne roja, tanto fresca como procesada, ha sido objeto de diversos estudios que alertan sobre su asociación con enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Un metaanálisis de la American Heart Association, que recopiló datos de más de 329 mil personas, identificó que cada porción adicional diaria de carne roja aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular entre un 11 % y un 13 %. Este tipo de accidente, particularmente el isquémico, se relaciona con el contenido de grasas saturadas, colesterol, sodio y nitritos presentes en estos productos.
El papel de la carne roja en el desarrollo de enfermedades
Los mecanismos que explican este riesgo incluyen el hierro hemo presente en la carne roja, el cual puede provocar estrés oxidativo y favorecer la aparición de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la aterosclerosis. Además, los conservantes utilizados en la carne procesada, como el sodio y los nitritos, están vinculados al aumento de la presión arterial y problemas en la función vascular.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de moderar el consumo de carne roja y buscar opciones alimenticias más saludables y balanceadas. Las recomendaciones no sugieren eliminar por completo ciertos alimentos, sino más bien consumirlos con moderación y dentro de un contexto de dieta variada y rica en nutrientes.
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Finalmente, el estudio también muestra diferencias geográficas en los efectos del consumo de carne roja. En países como Estados Unidos y Suecia, donde su ingesta es mayor, el riesgo de sufrir un ictus es más alto, mientras que en Japón, donde se combina con pescados y vegetales, los efectos negativos parecen ser menores. Este contraste sugiere que no solo importa qué se come, sino también cómo se combina y en qué cantidad.