ESTADOS UNIDOS-. A base de picaduras voluntarias, logró lo que pocos creían posible: volverse inmune a uno de los venenos más letales del mundo.

Tim Friede, un hombre de 56 años, ha dedicado su vida a una misión tan peligrosa como admirable: volverse inmune al veneno de serpiente. Lo que podría sonar como una locura es, en realidad, un avance científico insólito.

Después de más de 200 autoinyecciones con veneno real de serpiente, Friede desarrolló una inmunidad que hoy podría salvar miles de vidas.

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Desde hace años, este excéntrico científico aficionado se ha inyectado pequeñas dosis de veneno con el objetivo de que su cuerpo generara anticuerpos.

Lo que empezó como una apuesta personal por la ciencia, terminó por convertirse en un hallazgo médico de alto valor: su sangre ahora podría ser la base para desarrollar antídotos más eficaces.

Su sangre, ahora un experimento médico con potencial global

Gracias a su inmunidad, se han extraído anticuerpos de su organismo que están siendo utilizados para crear un nuevo antídoto experimental en el laboratorio Centivax, el cual ya fue probado con éxito en ratones. El siguiente paso será adaptarlo para el uso humano, con la esperanza de reducir significativamente las muertes por mordeduras de víbora.

Según datos globales, aproximadamente 138 mil personas mueren cada año por picaduras de serpiente, sobre todo en zonas rurales con acceso limitado a atención médica inmediata.

La historia de Tim Friede, aunque extrema, podría convertirse en un hito médico y en un camino hacia soluciones más accesibles y efectivas.

Friede, lejos de los laboratorios tradicionales, demostró que la ciencia también puede avanzar desde la convicción personal. Su cuerpo, tras años de sacrificio y riesgo, ahora representa una promesa para millones.