Cuando Jawlensky convirtió un rostro en oración y lo llamó Sinfonía en rosa
Jawlensky no pintaba personas concretas, sino estados del alma.

En el Frankfurt Städel Museum, una pequeña pero poderosa obra de 36.6 x 27.7 cm captura la atención de los visitantes por su intensidad silenciosa: Cabeza abstracta. Sinfonía en rosa, del pintor ruso Alexej von Jawlensky. Realizada al óleo, esta pieza pertenece a una serie que el artista inició tras el devastador final de la Primera Guerra Mundial, marcada por lo que él mismo llamaba sus “cabezas místicas” o “caras de santos”.
Lejos de representar retratos convencionales, Jawlensky convirtió estos rostros en vehículos de exploración espiritual y emocional. Cada uno lleva un título poético, como Mirada interior, Luz de luna o esta Sinfonía en rosa, una composición que parece fundir lo sagrado, lo simbólico y lo humano en una misma mirada. Son obras que combinan lo arcaico con lo moderno, lo bizantino con lo expresionista, lo universal con lo profundamente personal.
En total, llegó a pintar 251 caras. La repetición no fue casualidad ni capricho, sino una forma casi obsesiva de buscar algo más allá de la forma. Tal como Monet con sus nenúfares, Jawlensky utilizó la reiteración como método de introspección artística. Y aunque se acercó a los principios de la abstracción que popularizó su colega Kandinsky, nunca cruzó del todo esa frontera: su objetivo no era romper con la figura, sino elevarla, hacerla trascender.
En Sinfonía en rosa, lo geométrico predomina. El rostro, que podría parecer una máscara ceremonial o un icono medieval, se construye con líneas definidas y colores cuidadosamente equilibrados. En algunas obras de la serie, los tonos se saturan con fuerza; en otras, como esta, se eligen gamas más suaves, más meditativas.
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Lo que une a todas estas caras es su estilización casi ritual, como si cada una fuese una oración pictórica. Jawlensky no pintaba personas concretas, sino estados del alma. A través de estos rostros universales, creó una galería espiritual que todavía hoy conmueve y desconcierta por igual.
Con información de HA!
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