El delfín que se convirtió en espía de la Guerra Fría

Durante las tensas décadas de la Guerra Fría, en las que Estados Unidos y la Unión Soviética competían en casi todos los frentes imaginables —desde la carrera espacial hasta el ajedrez—, también hubo una guerra silenciosa en los océanos. Y en esta batalla submarina, un protagonista inesperado emergió: el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus), entrenado para espiar, detectar minas y hasta proteger submarinos.

El Proyecto Secreto

A finales de los años 60, la Marina de Estados Unidos lanzó el Programa de Mamíferos Marinos en California, una iniciativa militar ultra secreta en la que se entrenaban delfines y leones marinos para misiones submarinas. ¿La razón? Su increíble inteligencia y capacidad de ecolocalización natural los hacían más efectivos que muchas de las tecnologías de la época. Los delfines eran capaces de nadar a gran velocidad, navegar en aguas oscuras, identificar objetos metálicos ocultos y regresar a la superficie con precisión.

Entre sus tareas estaban:

• Localizar minas submarinas.
• Recuperar objetos perdidos en el fondo del mar.
• Patrullar puertos militares.
• Detectar intrusos en zonas restringidas.
• Incluso, en algunos informes, se menciona su posible uso ofensivo para colocar explosivos.

Delfines vs. Submarinos

Documentos desclasificados y testimonios de exmilitares confirmaron la existencia de estos programas. Y no solo Estados Unidos tenía sus delfines: la Unión Soviética también desarrolló su propio centro de entrenamiento en el Mar Negro. En los años 90, tras la caída de la URSS, varios de estos animales entrenados fueron vendidos a países como Irán, lo que volvió a despertar teorías sobre su uso militar.

El caso del “delfín ruso” en Noruega

En 2019, la historia volvió a los titulares cuando pescadores noruegos encontraron a un delfín con un arnés ajustado al cuerpo. El arnés decía “Equipo de San Petersburgo” y parecía diseñado para portar cámaras o sensores. El animal era extremadamente dócil y parecía acostumbrado a la interacción humana, lo que llevó a sospechas de que había sido entrenado por la marina rusa.

Los medios internacionales bautizaron al animal como “el delfín espía”, y aunque Rusia nunca confirmó nada, el incidente reavivó el interés por estos programas secretos.

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¿Y qué pasó después?

A día de hoy, el programa de mamíferos marinos de la Marina estadounidense sigue existiendo, aunque en un perfil más bajo. En lugar de ataques, se enfocan en tareas de rescate y localización de objetos submarinos. Los delfines son tratados como parte del equipo, viven en instalaciones costeras, y muchos de ellos se retiran después de años de “servicio”.