Creencias sobre el karma revelan cómo las personas juzgan su propia suerte y la de los demás
Un estudio de la Asociación Estadounidense de Psicología reveló que la mayoría de las personas tienden a ver el karma como recompensa cuando se trata de sí mismas, pero como castigo justo cuando se refiere a otros.
CIUDAD DE MÉXICO.- De acuerdo con un nuevo estudio publicado el 1 de mayo por la Asociación Estadounidense de Psicología, la mayoría de las personas tiende a ver el karma como un aliado cuando se trata de su propia vida, pero como un juez implacable cuando evalúan la de otros. El estudio, realizado con más de 2,000 participantes de diversas creencias religiosas y no religiosas, reveló que 59% de los encuestados compartió experiencias en las que se sintieron recompensados por sus buenas acciones, mientras que un 92% contó historias en las que otros recibieron su “merecido” por portarse mal.
Doble estándar en la percepción del karma
Los investigadores encontraron un patrón claro: al hablar de sí mismos, las personas relatan situaciones en las que se sintieron beneficiadas, pero al hablar de otros, predominan las historias de castigos o desventuras. Estas narrativas incluían a compañeros infieles, colegas poco éticos o amigos con malas conductas que supuestamente “pagaron” por su comportamiento.
Cindel White, autora principal del estudio y profesora en la Universidad de York en Toronto, explicó que esta tendencia permite a las personas sentirse orgullosas de sus logros, incluso cuando no hay una causa clara para ellos. Pero también, dijo, puede generar juicios severos hacia quienes enfrentan dificultades, al asumir que todo sufrimiento es merecido.
Sesgos psicológicos y necesidad de justicia
El estudio pone sobre la mesa el concepto de sesgo de atribución, una idea bien conocida en psicología que describe cómo las personas tienden a interpretar los hechos de manera que refuercen una visión positiva de sí mismas. Patrick Heck, psicólogo del Consumer Financial Protection Bureau, explicó que estos sesgos pueden funcionar como mecanismos para proteger la autoestima y enfrentar mejor los retos.
Sin embargo, este sesgo también tiene un lado negativo. Puede hacer que las personas minimicen la influencia de factores externos o del trabajo ajeno en sus logros, lo que afecta la percepción que tienen del mundo que las rodea. En el mismo sentido, la creencia de que el sufrimiento ajeno es “castigo divino” responde a una necesidad profunda de creer que el mundo es justo, y que cada quien recibe lo que merece.
Según Heck, esto ayuda a explicar por qué resulta tan difícil aceptar que muchas situaciones ocurren al azar. “Es muy tentador querer encontrar una explicación sobre por qué a unos les va bien y a otros mal”, dijo. Así, el karma se convierte en una narrativa cómoda que ayuda a las personas a entender lo incomprensible.
Perspectivas culturales y consecuencias sociales
El concepto de karma tiene raíces en religiones asiáticas como el hinduismo y el budismo, y su interpretación varía según la cultura. Por ello, el estudio incluyó personas de Estados Unidos, India y Singapur. Los resultados mostraron que los participantes occidentales eran más propensos a atribuirse recompensas, mientras que los asiáticos mostraban menos tendencia a exagerar sus méritos, en línea con investigaciones previas sobre autoimagen.
Aun así, en todos los países analizados se encontró un patrón común: las personas eran mucho más propensas a ver sus propias experiencias como recompensas del karma, y a ver las desgracias ajenas como castigos merecidos. White destacó que estas ideas, aunque comunes, pueden influir en decisiones cotidianas e incluso en aspectos importantes como la política pública.
Heck añadió que este tipo de creencias, si no se cuestionan, pueden reforzar prejuicios sociales como el racismo o el clasismo, al suponer que ciertos grupos “merecen” su situación por no haberse comportado correctamente. Estas ideas, aunque no siempre conscientes, pueden afectar la disposición de una persona a ofrecer ayuda o empatía hacia otros.
Una visión más compasiva del karma
La psicóloga y psicoanalista Yudit Jung, quien no participó en el estudio, opinó que estos sesgos son comunes y muchas veces surgen desde la infancia como una forma de defensa emocional. Trabaja con sus pacientes en desarrollar mayor compasión y una comprensión más equilibrada de la humanidad: reconocer que todos tenemos aspectos buenos y malos.
Para Jung, no se trata de cambiar las creencias religiosas de las personas, sino de ayudarlas a fortalecer su sentido ético y su empatía. “Es importante dejar de ver el sufrimiento ajeno como una forma de castigo y empezar a entenderlo como parte de una experiencia compartida”, afirmó.
En resumen, el estudio revela cómo la creencia en el karma puede ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas, pero también puede fomentar juicios injustos hacia los demás. Entender estos mecanismos puede ser clave para promover una convivencia más justa y compasiva en todos los niveles de la sociedad.