Beber champaña podría reducir el riesgo de paro cardíaco súbito, sugiere un nuevo estudio
Desde la champaña hasta el buen ánimo, el estudio identifica hábitos cotidianos que podrían prevenir paros cardíacos súbitos.

Una nueva investigación sugiere que pequeños cambios en el estilo de vida, como beber champaña con moderación, consumir más fruta, mantener un peso saludable y tener una actitud positiva ante la vida, podrían reducir significativamente el riesgo de sufrir un paro cardíaco súbito (PCS). Publicado en el Canadian Journal of Cardiology, este estudio es el primero de su tipo en analizar de manera integral los factores no clínicos que influyen en este tipo de eventos cardíacos.
El paro cardíaco súbito ocurre cuando el corazón deja de bombear sangre sin previo aviso, debido a un fallo en su sistema eléctrico. A menudo, resulta fatal si no se recibe atención inmediata, como reanimación cardiopulmonar (RCP). Se estima que millones de personas mueren cada año por esta causa en todo el mundo.
El equipo de investigadores, liderado por el Dr. Huihuan Luo de la Universidad de Fudan en Shanghái, analizó datos de más de 500,000 personas recopilados en el Biobanco del Reino Unido. Durante un seguimiento de 14 años, 3,147 de ellas sufrieron PCS. Los resultados revelaron 56 factores de riesgo no clínicos relacionados con el entorno, el estilo de vida, el estado socioeconómico, la salud mental y otros aspectos físicos.
Entre los hallazgos más llamativos, los investigadores encontraron que un mayor consumo de champaña y vino blanco, acompañado de una dieta rica en frutas, el control de la presión arterial, el manejo del peso y una actitud mental positiva, se asocian con un menor riesgo de PCS. Sorprendentemente, entre el 40% y el 63% de los casos podrían haberse evitado al mejorar estos factores, según las estimaciones del estudio.
“Nos sorprendió la gran proporción de casos que podrían prevenirse simplemente modificando perfiles desfavorables”, comentó Renjie Chen, coautor del estudio.
Uno de los hallazgos más curiosos fue el potencial efecto cardioprotector del vino blanco y la champaña, lo que desafía la creencia de que solo el vino tinto ofrece beneficios para la salud del corazón. Sin embargo, los propios autores aclaran que los mecanismos detrás de este efecto aún no están del todo claros y que se necesita más investigación para entenderlo completamente.
A pesar de estos resultados, organizaciones como la Fundación Británica del Corazón siguen recomendando limitar el consumo de alcohol como parte de un estilo de vida saludable, junto con no fumar, mantenerse activo y seguir tratamientos médicos cuando son necesarios.
En un editorial relacionado, expertos canadienses señalaron que estos descubrimientos podrían reconfigurar nuestra comprensión de la prevención cardiovascular. No obstante, advierten que pasar de la reacción a la prevención de estos eventos requerirá estrategias complejas y sostenidas a nivel poblacional.
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Así, mientras un brindis ocasional con champaña podría ser más beneficioso de lo que se pensaba, los autores insisten en que la clave sigue estando en un enfoque integral: hábitos saludables, educación, bienestar emocional y entornos que favorezcan la prevención.
Con información de The Guardian.
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