El artista ruso que fue olvidado por el comunismo y pintó sobre la enigmática unión entre humanos y naturaleza en su obra Las bestias

El cuadro Las bestias (título original: Животные), de Pavel Filonov, se encuentra en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo y es una obra que captura tanto la esencia vanguardista del artista como las tensiones que marcaron su vida y su carrera. Filonov, pintor experimental y profundamente comprometido con el arte ruso, plasmó en esta obra una visión compleja donde lo natural y lo humano se entrelazan, generando una sensación de inquietud que parece ir en contra de su ideología comunista y panteísta.

Realizado con óleo sobre lienzo (36 x 44 cm), Las bestias presenta una escena llena de color y figuras animales que invaden lo que parece ser una ciudad, creando una atmósfera que, a pesar de su apariencia casi infantil, evoca una sensación de desasosiego. Filonov, fiel a su creencia en la igualdad de todas las formas de vida, mostraba a los seres humanos, animales y plantas como partes de un todo interconectado. Para él, la armonía entre la humanidad y la naturaleza era fundamental. Sin embargo, en esta obra, esa armonía parece romperse, revelando una utopía que, paradójicamente, alimenta sus propios monstruos.

Filonov fue un artista innovador, inmerso en el Futurismo ruso y el Cubismo, aunque también desarrolló sus propias teorías, como el “anticubismo”. Su enfoque vanguardista lo llevó a codearse con figuras icónicas del arte ruso, como Kazimir Malevich. Sin embargo, sus diferencias con el régimen soviético lo alejaron del reconocimiento que merecía. Aunque era comunista, el estado no consideraba su arte suficientemente alineado con los ideales obreros, lo que llevó a su progresivo aislamiento. Filonov, que en algún momento fue una de las voces más prometedoras del arte ruso, terminó sumido en el ostracismo, y su obra fue retirada de los museos y galerías.

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El arte de la calma en un paisaje japonés

La vida de Pavel Filonov fue tan trágica como su arte fue visionario. Falleció durante el Sitio de Leningrado en 1941, víctima de la hambruna que también se cobró la vida de más de 642 000 civiles. A pesar de su contribución al arte ruso, su nombre fue prácticamente borrado de la historia hasta ser redescubierto tiempo después.

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La pintura Las bestias es, entonces, un testimonio no solo de su genialidad artística, sino también de su turbulenta relación con la naturaleza, la política y el destino. La aparente inocencia de los colores y las formas esconde una profunda reflexión sobre el poder destructivo de las utopías cuando estas se vuelven insostenibles. ¿Es este paraíso colorido una advertencia de los monstruos que la sociedad puede crear? Quizás sea precisamente esa ambigüedad lo que hace de esta obra una pieza tan inquietante como fascinante.

Con información de HA!