Romanticismo industrial en la obra de Turner
Sin Turner y sus innovaciones, es difícil imaginar el desarrollo del Impresionismo y el arte abstracto tal como los conocemos hoy.
El cuadro Rain, Steam and Speed. The Great Western Railway de Joseph Mallord William Turner es una obra maestra que nos sumerge en la conjunción de dos mundos: el avance imparable de la Revolución Industrial y la última etapa del Romanticismo. Esta pintura, expuesta en la National Gallery de Londres, fue realizada en 1844, en plena transformación tecnológica. Turner, a través de su técnica al óleo en un lienzo de 91 x 121,8 cm, desafía las nociones tradicionales de su tiempo al capturar el movimiento, la luz y la atmósfera de una época en constante cambio.
Contexto histórico
En el momento en que Turner pintó esta obra, la Revolución Industrial estaba en pleno apogeo. Las locomotoras y los trenes estaban revolucionando el transporte y conectando las principales ciudades del Reino Unido. Sin embargo, muchos artistas románticos veían estos avances con recelo, pues la esencia de su movimiento se centraba en el regreso a la naturaleza y el rechazo al progreso industrial que, según ellos, alejaba al ser humano de sus raíces más primarias.
Turner, por otro lado, era una excepción entre los románticos. Aunque estaba fascinado por el impacto de la tecnología moderna, no dejó que esto dominara su visión artística. En Rain, Steam and Speed, la locomotora es solo una excusa para explorar algo mucho más profundo: el dinamismo y la velocidad que alteraban la percepción del mundo en ese entonces.
Análisis de la obra
El tren que Turner representa no es un objeto glorificado ni detallado con precisión. De hecho, parece casi difuso, envuelto en la niebla y la lluvia que dominan la escena. Este detalle es fundamental para comprender la intención del artista. Turner no pretende exaltar el ferrocarril, sino utilizarlo como vehículo para experimentar con la atmósfera y el movimiento. En su obra, la locomotora se convierte en una herramienta que le permite jugar con la abstracción y el color, anticipándose a movimientos artísticos que surgirían décadas después, como el Impresionismo y el arte abstracto.
El título, como era habitual en Turner, nos da una pista clave: el tren que vemos pertenece a la Great Western Railway, una de las empresas ferroviarias más importantes de la época que conectaba Londres y Bristol. Sin embargo, en el cuadro, tanto el tren como el puente sobre el río Támesis parecen perderse en la inmensidad del paisaje neblinoso. La luz vibrante y la atmósfera envolvente son los verdaderos protagonistas.
Esta obra, que pertenece a la última etapa de Turner, marca un alejamiento de la representación figurativa tradicional y un acercamiento a la creación de atmósferas impresionistas. Turner no solo capturó la velocidad física del tren, sino que también plasmó la velocidad del cambio que estaba ocurriendo en la sociedad. Su capacidad para transmitir movimiento y emoción a través de una pincelada suelta y colores difuminados fue fundamental para inspirar a generaciones posteriores de artistas.
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Sin Turner y sus innovaciones, es difícil imaginar el desarrollo del Impresionismo y el arte abstracto tal como los conocemos hoy. Rain, Steam and Speed es un ejemplo perfecto de cómo un artista puede estar anclado en su tiempo, pero también adelantarse a él, creando una obra que, más allá de su contexto histórico, sigue siendo relevante y fascinante.
Con información de HA!
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