¿Predijo Van Gogh una teoría científica en su pintura “La noche estrellada”?

CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo análisis sugiere que Vincent van Gogh, al crear su famosa obra “La Noche Estrellada”, pudo haber tenido una comprensión intuitiva de las complejidades de la turbulencia, un fenómeno natural caótico. Esta investigación fue realizada por físicos de China y Francia, quienes notaron que las ondulantes nubes y el cielo estrellado en la pintura reflejan patrones matemáticos relacionados con el flujo turbulento.

El flujo turbulento se refiere a los movimientos caóticos de los fluidos, como el agua en un río, las corrientes oceánicas, o incluso las nubes en el cielo. Aunque a simple vista parece un proceso aleatorio, sigue una serie de patrones que pueden estudiarse mediante ecuaciones matemáticas. Estos patrones, conocidos como “remolinos” o “vórtices”, son similares a los que se encuentran en la atmósfera y otros fluidos en la naturaleza.

El análisis de “La Noche Estrellada”

El equipo de investigadores, liderado por Yongxiang Huang de la Universidad de Xiamen, utilizó una imagen digital de la pintura para medir los 14 remolinos principales presentes en la obra. Compararon estos remolinos con las teorías matemáticas que explican cómo la energía se transfiere entre los remolinos de mayor y menor tamaño. Sorprendentemente, descubrieron que los tamaños, distancias y luminosidades de los remolinos en “La Noche Estrellada” seguían las mismas leyes físicas que rigen los flujos turbulentos.

Entre las teorías utilizadas para entender este fenómeno está la de Kolmogorov, desarrollada en la década de 1940 por el matemático soviético Andrey Kolmogorov. Esta teoría describe cómo la energía de los remolinos grandes se disipa a medida que interactúan con remolinos más pequeños, un proceso que parece estar reflejado en las pinceladas de van Gogh.

Implicaciones del estudio

Además de analizar “La Noche Estrellada”, los científicos aplicaron el mismo método a otras obras, incluyendo la pintura “Chain Pier, Brighton” de John Constable, y una fotografía de la Gran Mancha Roja de Júpiter, captada por la nave Voyager 1 en 1979. En ambos casos, se detectaron patrones similares de turbulencia, lo que refuerza la idea de que ciertos fenómenos físicos universales pueden ser capturados intuitivamente por los artistas.

Aunque van Gogh no conocía las ecuaciones matemáticas detrás de la turbulencia, su observación de la naturaleza le permitió plasmar este fenómeno con una precisión sorprendente. Esto sugiere que la obra no solo tiene un valor estético, sino también un componente científico implícito, según los investigadores.

Conclusiones sobre la turbulencia y el arte

Los científicos aún no han logrado explicar completamente el comportamiento del flujo turbulento, considerado uno de los problemas más complejos en la física. Sin embargo, estudios como este muestran que el arte puede ofrecer pistas sobre fenómenos naturales difíciles de comprender.

A pesar de que “La Noche Estrellada” no representa un flujo en movimiento real, el hecho de que sus remolinos coincidan con modelos matemáticos de la turbulencia es un descubrimiento fascinante. Esto podría indicar que las herramientas científicas utilizadas para estudiar la turbulencia aún no son tan precisas como se pensaba, ya que incluso una obra estática puede ajustarse a estos modelos.

También podría interesarte: Artista intentó desenterrar a Van Gogh para “resucitarlo”

La belleza de la turbulencia

Más allá de la ciencia, esta investigación resalta la capacidad del arte para capturar la belleza y la universalidad de los fenómenos naturales. “La Noche Estrellada” de van Gogh no solo ha cautivado a generaciones por su impresionante estética, sino que también refleja la estructura matemática del mundo que nos rodea, lo que añade una nueva capa de significado a su legado artístico.