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¿Por qué creen las personas en las supersticiones?

Estudios psicológicos, como los de B. F. Skinner, demuestran que tanto animales como humanos tienden a crear rituales supersticiosos.

¿Por qué creen las personas en las supersticiones?

CIUDAD DE MÉXICO.- Una curiosa anécdota de la actriz española Elsa Pataky revela cómo se originan algunas supersticiones. Se dice que en una de sus primeras audiciones en Hollywood, Pataky, por las prisas, se puso medias de distinto color. Sorprendentemente, su actuación fue un éxito. Sin embargo, en la siguiente prueba, al usar medias emparejadas, la experiencia no fue tan favorable. Desde entonces, la actriz adoptó la costumbre de llevar medias desparejadas en sus audiciones, considerándolas su amuleto de la suerte.

Aunque no existen pruebas de que esta historia sea completamente verídica, ilustra un fenómeno común: la creación de supersticiones. Estas surgen cuando una persona asocia un evento afortunado con una acción o un objeto específico, aunque no exista una relación lógica entre ambos. En el caso de Elsa Pataky, las medias desparejadas se convirtieron en su ritual de confianza para obtener buenos resultados en su carrera.

La mente humana y las supersticiones

La tendencia a encontrar conexiones entre eventos forma parte del funcionamiento natural del cerebro humano. Nuestra mente busca patrones y relaciones causa-efecto que nos permitan anticipar lo que sucederá. Esto es esencial para la supervivencia, ya que aprender a asociar acciones con consecuencias nos ayuda a evitar peligros o aprovechar oportunidades.

Sin embargo, esta capacidad también tiene su lado oscuro: la creación de supersticiones. Muchas veces, nuestro cerebro asocia hechos que no tienen una conexión real, como el caso de las medias de Elsa Pataky y su éxito en las audiciones. Así, nuestra mente crea rituales basados en creencias que, aunque carecen de lógica, nos brindan una sensación de control.

Estudios sobre la superstición

El psicólogo B. F. Skinner realizó en 1948 un experimento que demostró cómo se originan las supersticiones en animales. En su estudio, palomas recibían comida de manera automática cada quince segundos, sin importar lo que hicieran. Con el tiempo, las aves desarrollaron comportamientos repetitivos, creyendo que sus acciones influían en la llegada de la comida, a pesar de que esto no era cierto.

En los humanos, sucede algo similar. Nos aferramos a rituales o creencias que pensamos pueden influir en el resultado de nuestras acciones. Este tipo de comportamiento se llama “condicionamiento adventicio” y está relacionado con las ilusiones de causalidad, que también fomentan el auge de pseudomedicinas y creencias paranormales.

El sesgo de confirmación y las supersticiones

Uno de los factores que refuerza nuestras supersticiones es el sesgo de confirmación, un mecanismo cognitivo que nos lleva a recordar más aquellos eventos que confirman nuestras creencias y a ignorar los que las contradicen. Por ejemplo, alguien podría pensar que cada vez que lleva un amuleto, algo positivo ocurre, aunque olvide las ocasiones en las que no sucedió nada extraordinario.

Este tipo de comportamiento también se vincula con la “profecía autocumplida”. Al creer firmemente en un amuleto o ritual, la ansiedad o el nerviosismo ante la falta de dicho objeto puede hacer que las cosas salgan mal, reforzando la creencia en la superstición.

El impacto cultural de las supersticiones

Las supersticiones no solo influyen a nivel individual, sino que muchas veces se integran en las tradiciones de una sociedad. Algunos actos supersticiosos, como tocar madera o cruzar los dedos, se transmiten de generación en generación y se vuelven parte del acervo cultural. Este fenómeno permite que las personas se sientan conectadas con los valores y costumbres de su entorno.

Por ejemplo, la superstición de llevar medias desparejadas podría convertirse en una moda en ciertos círculos, ya que las creencias populares tienden a expandirse y ser adoptadas por otros. En este sentido, las supersticiones cumplen una función social al reforzar la identidad colectiva.

Reflexión sobre la racionalidad

Aunque nos consideramos seres racionales, nuestras creencias y comportamientos a menudo están influidos por supersticiones. La evolución nos ha dotado de mecanismos mentales rápidos e intuitivos que, en muchas ocasiones, nos llevan a tomar decisiones basadas en conexiones falsas. Este fenómeno es tan común que incluso personas altamente analíticas, como el físico Niels Bohr, han caído en la superstición, como cuando colgó una herradura en su oficina “por si acaso” traía suerte.

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Al final, las supersticiones nos ofrecen una sensación de control, aunque sea ilusoria. La clave está en reconocer cuándo nuestra mente nos juega una mala pasada, para no dejar que estas creencias condicionen nuestras acciones diarias.

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