El trabajo de este hombre consiste en interrumpir bodas de forma profesional
Ernesto Reinares Varea, un bromista español, ha convertido una broma en un negocio rentable al ofrecer sus servicios para interrumpir bodas por 550 dólares.
CIUDAD DE MÉXICO.- Un bromista español ha encontrado una insólita manera de ganarse la vida: interrumpiendo bodas a cambio de 550 dólares. Ernesto Reinares Varea, un “destructor de bodas” autoproclamado, ha sorprendido a muchas parejas al ofrecer sus servicios como objetor profesional en sus ceremonias matrimoniales. Lo que comenzó como una broma en internet, se ha convertido en un negocio real que tiene a Varea con una agenda llena hasta diciembre.
El español publicó un anuncio satírico en el que prometía presentarse en bodas para evitar que las parejas se casaran. “Si tienes dudas o no quieres casarte y no sabes cómo negarte, no te preocupes, yo me encargo”, escribió Varea. Por una tarifa de 500 euros, el bromista aparecerá en la ceremonia y fingirá ser el amor verdadero de alguno de los novios, causando un escándalo y potencialmente cancelando el evento.
De broma a negocio lucrativo
El negocio, que empezó como una idea descabellada, despegó rápidamente cuando las parejas comenzaron a inundar su bandeja de entrada con solicitudes. Según cuenta Varea, muchas personas encuentran su intervención como una salida divertida y menos conflictiva para detener bodas a las que no quieren asistir, o para añadir una dosis de drama a su gran día. “Tengo bodas programadas hasta diciembre”, comentó asombrado en una entrevista.
A pesar del tono ligero de su propuesta inicial, el “saboteador de bodas” ha logrado convertir lo que parecía una broma en un negocio rentable. Varea incluso ha establecido tarifas adicionales en caso de que los invitados se enfurezcan tanto que recurran a la violencia física. “Cada bofetada vale 50 euros extra”, explicó en tono irónico, agregando que es algo que sucede con más frecuencia de la que imaginaba.
Entre risas y polémica
Aunque Varea se ha ganado la vida interrumpiendo bodas, su rol ha generado debate. Algunos ven su actuación como una forma humorística de lidiar con situaciones incómodas, mientras que otros lo critican por capitalizar los momentos más importantes de la vida de una pareja. Sin embargo, el bromista afirma que nunca interviene sin el consentimiento de al menos uno de los novios.
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