Misterio resuelto: Casi 50 años después encuentran la identidad del hombre que murió congelado en una cueva
El cuerpo, conocido como “Pinnacle Man”, pertenecía a Nicholas Paul Grubb, de 27 años.
ESTADOS UNIDOS.- Después de casi cinco décadas, un misterioso caso sin resolver en Pensilvania ha llegado a su fin. En 1977, se encontró un cuerpo congelado en una cueva cerca de la cima de Pinnacle, en las montañas Apalaches. Durante años, la identidad del hombre permaneció desconocida, convirtiéndose en un enigma que desafió a las autoridades locales. Sin embargo, el pasado mes de agosto, finalmente se logró identificar los restos como los de Nicholas Paul Grubb, un hombre de 27 años originario de Fort Washington, Pensilvania.
El hombre, apodado “Pinnacle Man” por su proximidad a la cima donde fue hallado, permaneció sin identificar por casi 50 años. A pesar de que en la actualidad existen tecnologías avanzadas para resolver casos antiguos, sorprendentemente, no fue la tecnología la que desentrañó este misterio. En lugar de ello, fue un detective de la Policía Estatal de Pensilvania quien, con métodos tradicionales, logró encontrar la pieza faltante del rompecabezas.
El Hallazgo y la Autopsia
El 16 de enero de 1977, un grupo de excursionistas hizo un descubrimiento macabro: un cuerpo congelado en una cueva en Albany Township, justo debajo de Pinnacle. Al realizarse la autopsia, las autoridades no lograron identificar al hombre ni a través de su apariencia, ropa o pertenencias. George Holmes, jefe adjunto del forense del condado de Berks, explicó que la causa de muerte se determinó como una sobredosis inducida por drogas, y no se encontraron signos de trauma que sugirieran un crimen.
Durante la autopsia, se recogieron registros dentales y huellas dactilares del cuerpo. Sin embargo, estas huellas dactilares fueron extraviadas, lo que añadió una capa más de complejidad al caso. La identidad del hombre se mantuvo en el misterio durante décadas, hasta que un avance significativo ocurrió en 2019, cuando el caso fue reabierto y se exhumó el cuerpo para un nuevo examen forense.
El Desenlace del Caso
Tras más de 42 años, las autoridades decidieron reexaminar el caso. En 2019, los expertos forenses del condado de Berks tomaron muestras de ADN para actualizar el registro en el Sistema Nacional de Personas Desaparecidas y No Identificadas (NamUs). Sin embargo, estos esfuerzos no arrojaron resultados inmediatos. Fue hasta agosto de 2024 cuando Ian Keck, un detective de la Policía Estatal de Pensilvania, encontró la tarjeta de huellas dactilares perdida desde la autopsia de 1977.
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Keck envió la tarjeta a NamUs el 12 de agosto, y en menos de una hora, un experto en huellas dactilares del FBI confirmó que las huellas pertenecían a Nicholas Paul Grubb. Finalmente, la Oficina del Forense del Condado de Berks notificó a un familiar de Grubb, quien confirmó la identidad y pidió que los restos fueran colocados en la parcela familiar. Este desenlace pone fin a un capítulo que había dejado a una familia sin respuestas por casi cinco décadas, recordándonos la importancia del trabajo forense y la perseverancia en la resolución de casos sin resolver.
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