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¿Qué es La Alhambra y por qué sigue siendo un tesoro cultural inigualable?

La Alhambra, en Granada, se convirtió en el último bastión musulmán, destacando no solo por su poder político, sino por su inigualable esplendor cultural.

¿Qué es La Alhambra y por qué sigue siendo un tesoro cultural inigualable?

Durante el periodo comprendido entre los años 711 y 1492, la mayor parte de la península Ibérica estuvo bajo el dominio musulmán, una era marcada por un florecimiento económico, científico y cultural sin parangón en Europa. En contraste con la Europa medieval, sumida bajo el yugo de la Iglesia, Al-Andalus emergió como un oasis cultural y científico. Esta región no impuso su fe, sino que la extendió a través de pactos y convenciones, permitiendo a cristianos y judíos convivir bajo protección, mientras la mayoría mantenía sus creencias y adoptaba prácticas innovadoras como la higiene diaria.

El impacto de esta influencia se reflejó en múltiples aspectos de la vida en la península: desde el lenguaje hasta la tecnología, pasando por la agricultura, la medicina y las artes. La fusión de las culturas musulmana, cristiana y judía creó un entorno de intercambio pacífico y enriquecedor. La ciudad de Córdoba, en particular, se convirtió en uno de los centros culturales más importantes del mundo, junto a Bagdad.

No obstante, la Reconquista cristiana, que se extendió a lo largo de ocho siglos, marcó un cambio en este panorama. Con la caída del Califato de Córdoba y la posterior división en reinos de Taifas, los cristianos avanzaron hacia el sur, reclamando territorios y repoblando zonas. Mientras algunos musulmanes permanecieron en sus propiedades, muchos otros fueron relegados a barrios marginales. La Alhambra, en Granada, se convirtió en el último bastión musulmán, destacando no solo por su poder político, sino por su inigualable esplendor cultural.

Situada entre las montañas de Sierra Nevada, Granada era un vibrante centro de intercambio comercial y cultural. Su economía prosperaba y la ciudad acogía a musulmanes, judíos y mercaderes cristianos. En este contexto, la Alhambra se erigió como un símbolo de la riqueza cultural y arquitectónica del último emirato musulmán en la península.

La Alhambra, construida a lo largo de más de dos siglos, es un complejo arquitectónico en el que cada rincón ha sido decorado con esmero. Sus palacios y jardines, como El Mexuar, el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones, ofrecen una visión de la sofisticación y el arte del período nazarí. El Mexuar, con sus columnas decoradas y versos del Corán, servía como sala de justicia. El Palacio de Comares destaca por su Patio de los Arrayanes y su reflejo en el agua, un ejemplo de la simetría y el uso del agua en la arquitectura. El Palacio de los Leones, con su emblemática fuente rodeada de leones y su galería de columnas, representa el cenit del arte nazarí.

Entre los jardines del Generalife, construidos en el siglo XIII, se encuentran fuentes, patios y frutales que complementan el esplendor arquitectónico con un entorno natural igualmente fascinante.

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La influencia de la Alhambra se extendió incluso al arte moderno. En 1936, el artista Maurits Cornelis Escher quedó cautivado por la Alhambra y sus patrones geométricos. La complejidad del teselado y los patrones decorativos de la Alhambra inspiraron a Escher a explorar la geometría y la perspectiva en su trabajo, llevándola a nuevas dimensiones en el arte contemporáneo.

Con información de HA!

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