Frontera de Kirguistán y China: “Esto es otro planeta”
Acceder a la zona fronteriza entre Kirguistán y China es una aventura reservada a pocos.
En las profundidades de las imponentes montañas de Asia Central, donde se alzan el Pamir, el Himalaya y otras cordilleras, se esconde un paisaje que parece de otro mundo.
Este cinturón montañoso, conocido como el “techo del mundo”, ha mantenido aislada durante milenios a la región de Asia Oriental, creando un espacio vacío e impenetrable en medio de un mundo superpoblado.
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Acceder a la zona fronteriza entre Kirguistán y China es una aventura reservada a pocos, quienes deben obtener un permiso especial para explorar esta tierra remota.
El acceso se limita a caminos serpenteantes y difíciles de transitar, donde incluso un Jeep es esencial para avanzar.
Aquí, la soledad es absoluta, con ciudades a más de 100 km de distancia y un entorno donde la naturaleza manda, desde los arroyos de agua hasta los animales que los habitan, dice un video del canal de YouTube Paraisos en Asia.
Un paisaje de ensueño
El viaje revela un paisaje surrealista: picos nevados, lagos escondidos como el Kel Suu, formado por movimientos tectónicos antiguos.
Este lugar remoto, habitado por nómadas y sus yurtas, ofrece una experiencia única, lejos del bullicio moderno.
Con el invierno dominando gran parte del año, la rudeza del clima se convierte en la esencia de Kirguistán, donde la naturaleza impone su ritmo y las vistas son un tesoro escondido entre las montañas.
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