El misterioso caso de D.B. Cooper: El secuestrador que desapareció como un mago

MÉXICO.- El 24 de noviembre de 1971, un hombre conocido únicamente como D.B. Cooper se convirtió en una de las figuras más enigmáticas de la historia criminal de Estados Unidos.

Este nombre, que ha pasado a la leyenda, está ligado a uno de los secuestros aéreos más misteriosos y no resueltos hasta la fecha.

Aquella tarde, un hombre que se identificó como Dan Cooper compró un billete de ida en el vuelo 305 de Northwest Orient Airlines, que cubría la ruta entre Portland, Oregón, y Seattle, Washington.

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Vestía un traje oscuro, corbata negra y llevaba una maleta con él. Poco después del despegue, entregó una nota a una azafata en la que afirmaba tener una bomba en su maletín.

Cooper mostró el contenido de la maleta a la azafata: cilindros con cables que, según él, eran explosivos. Exigió 200.000 dólares en billetes sin marcar, cuatro paracaídas y un camión de combustible esperando en Seattle para repostar el avión a su llegada.

A su llegada a Seattle, las autoridades cumplieron con sus demandas y los pasajeros fueron liberados. Luego, Cooper instruyó a la tripulación para dirigirse a Ciudad de México, manteniendo a bordo solo a la tripulación esencial.

Durante el vuelo, en algún punto sobre el suroeste del estado de Washington, Cooper abrió la puerta trasera del avión y saltó con el dinero y dos de los paracaídas.

El FBI lanzó una operación de búsqueda y recuperación sin precedentes, rastreando la región durante semanas, pero no encontró rastro alguno del hombre ni del dinero.

La única evidencia física recuperada fue un paquete de billetes, deteriorado pero identificable, encontrado años después a orillas del río Columbia.

A lo largo de los años, surgieron muchas teorías sobre la identidad y el destino de D.B. Cooper, pero ninguno de los sospechosos pudo ser vinculado de manera concluyente con el crimen.

En 2016, el FBI anunció que había agotado todas las pistas creíbles y cerró oficialmente la investigación activa del caso.

La figura de D.B. Cooper ha perdurado en la cultura popular, simbolizando el misterio y la audacia. Su desaparición sigue siendo uno de los enigmas más intrigantes de la historia criminal, una historia que fascina y desconcierta a partes iguales.

El caso de D.B. Cooper sigue siendo un recordatorio de que, incluso en una era de vigilancia masiva y tecnología avanzada, hay misterios que permanecen sin resolver, dejando más preguntas que respuestas.