El asaltante más tonto del mundo; les da su número y regresa a la escena del crímen

MÉXICO.- En el año 2008, Rubén Sarate ingresó a un taller de autos con un revólver a robar, desatando una situación digna de película.

La narrativa inverosímil comienza cuando Sarate, en su intento de cometer un robo, se enfrenta al primer mecánico que encuentra, exigiendo todo el dinero de la tienda.

Sin embargo, su plan pronto se desmorona cuando el mecánico le revela que el efectivo está resguardado en una caja fuerte, cuya combinación solo el dueño del taller conoce, y lamentablemente no se encontraba presente en ese momento.

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Ante esta adversidad, en lugar de darse por vencido, Rubén despliega una estrategia que asombra por su falta de perspicacia.

Escribiendo su número de teléfono en un papel, se lo entrega al empleado con la instrucción de llamarlo cuando regrese el dueño o, de lo contrario, “volveré para dispararles”.

La situación toma un giro aún más surrealista cuando, tras la partida de Sarate, los empleados, obviamente, dan aviso a las autoridades.

La policía, en un movimiento audaz, decide aprovechar la ingenuidad de Rubén y ordena a los trabajadores que lo llamen para informarle que ya puede regresar para llevar a cabo el robo.

Increíblemente, Rubén regresa al taller, exigiendo su botín como si nada hubiera ocurrido. Sin embargo, su retorno no fue precisamente triunfal.

Fue inmediatamente arrestado por las autoridades, quienes no pudieron evitar calificar su acción como un acto de suprema estupidez.

El hecho de dejar su número de teléfono ya había sido considerado un error monumental, pero regresar al lugar del crimen fue, sin duda, la peor decisión que Rubén Sarate pudo haber tomado.