MÉXICO.- En el ámbito de la aviación comercial, donde la seguridad y el bienestar de los pasajeros son prioridad, existen protocolos establecidos para hacer frente a situaciones inesperadas. Uno de los escenarios más delicados es el fallecimiento de un pasajero durante el vuelo.

Ante esta eventualidad, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha desarrollado un protocolo específico que guía a las tripulaciones y autoridades aeroportuarias en el manejo digno y respetuoso de esta situación. Desde la primera respuesta hasta los procedimientos posteriores al aterrizaje, este protocolo busca garantizar la seguridad y el bienestar tanto de los pasajeros como del personal involucrado.

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Primera respuesta y comunicación

La tripulación de cabina debe comunicarse de inmediato con las autoridades, informando sobre la posibilidad de un fallecimiento a bordo. Legalmente, una persona no se considera fallecida hasta que un médico lo confirme. Hasta que esto suceda, se maneja como una situación de aparente fallecimiento.

Manejo del cuerpo

El cuerpo del pasajero se cubre con una manta hasta el cuello, se reclina el asiento, se coloca un antifaz y se asegura con el cinturón de seguridad. Se utilizan almohadas para evitar movimientos durante el vuelo. Si es posible, se reubica a los pasajeros cercanos.

Decisiones del capitán

El capitán, en coordinación con las autoridades aeroportuarias, decide si es necesario realizar un aterrizaje de emergencia o continuar hacia el destino original, dependiendo de factores como la distancia restante y la causa aparente del fallecimiento.

Procedimientos post-aterrizaje

Una vez en tierra, se informa a las autoridades para que un médico del servicio de Sanidad Aeroportuaria certifique el fallecimiento y proceda al levantamiento del cadáver. En casos de causa de muerte no clara, el avión puede ser puesto en cuarentena para investigar y prevenir contagios.

Formación del personal de vuelo

El personal de vuelo recibe formación para manejar estas situaciones, incluyendo el aterrizaje en caso de que el capitán o el copiloto no puedan hacerlo.

Este protocolo demuestra el compromiso de la industria aérea con la seguridad y el bienestar de los pasajeros, incluso en momentos difíciles. La IATA y las aerolíneas asociadas trabajan para garantizar que estos procedimientos se realicen con profesionalismo y sensibilidad.

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