La dulce historia de los malvaviscos: de Egipto a Francia
Los franceses comenzaron a mezclar la savia de la malva con claras de huevo montadas y jarabe de maíz, creando una pasta conocida como Pâte de Guimauve.
Estos populares dulces, conocidos también como marshmallows, bombones o nubes, tienen una historia fascinante que se remonta a la antigüedad y que ha evolucionado a lo largo de los siglos.
Los malvaviscos tienen sus raíces en el antiguo Egipto, donde la planta de malva (Althaea officinalis) era utilizada para crear dulces destinados a deidades, nobles y faraones. Esta planta, que crece en Europa, África del Norte y Asia, era conocida por sus propiedades medicinales y su savia se mezclaba con miel para tratar dolores de garganta. De hecho, los egipcios ya en el año 2000 a.C. preparaban una mezcla de savia de malva, miel y cereales cocidos, dando así los primeros pasos hacia lo que hoy conocemos como malvaviscos.
Con el tiempo, los griegos y romanos también adoptaron la malva en su gastronomía, convencidos de sus beneficios curativos. Sin embargo, fue en Francia, durante el siglo XIX, donde la receta de los malvaviscos sufrió una transformación significativa. Los franceses comenzaron a mezclar la savia de la malva con claras de huevo montadas y jarabe de maíz, creando una pasta conocida como Pâte de Guimauve. Esta preparación, aunque deliciosa, era inestable y complicada de producir.
La verdadera revolución en la producción de malvaviscos llegó en 1948, cuando Alex Doumak, en Estados Unidos, desarrolló un proceso más rápido y eficiente. Su método consistía en extruir los ingredientes en un gran tubo de masa, que luego se cortaba y envasaba. Este proceso estandarizado permitió la producción masiva de malvaviscos y facilitó su popularización en todo el mundo.
Hoy en día, Ligonier, Indiana, es considerada la capital de los malvaviscos en Estados Unidos, y el 4 de marzo se celebra el Día Mundial de los Marshmallows. Los malvaviscos actuales han evolucionado en sus ingredientes, incluyendo azúcar, agua, aire, jarabe de maíz, claras de huevo y grenetina. Algunas marcas aún utilizan polvo de raíz de malva, mientras que otras incorporan colorantes, conservadores y saborizantes.
La variedad de malvaviscos disponibles es asombrosa. Existen en diversas formas, tamaños, colores y sabores, adaptándose a diferentes gustos y necesidades dietéticas. Hoy en día, hay malvaviscos veganos (que usan agar en lugar de gelatina), kosher y halal. Cada fabricante tiene su propia fórmula única para crear el malvavisco perfecto.
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Los malvaviscos se disfrutan de muchas maneras: asados al fuego, cubiertos de chocolate, como topping para bebidas calientes o en postres. Aunque su apariencia y uso actual pueden parecer sencillos, los malvaviscos tienen una rica historia que abarca desde remedios medicinales en el antiguo Egipto hasta ser un dulce apreciado en todo el mundo.
Con información de Gourmet de México.
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