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Una Historia Budista: Los tres amigos que debes evitar

Recientemente, un joven viajero llegó a estas tierras desde una lejana tierra, atraído por las leyendas sobre la sabiduría del anciano monje. 

En un reino escondido entre majestuosas montañas y brillantes ríos, un sabio monje anciano era aclamado por su sabiduría, compasión y profundo entendimiento del corazón humano.

Su presencia se había convertido en un faro para los ciudadanos, quienes acudían en busca de su consejo, mientras que los jóvenes monjes lo veían como su mentor.

Recientemente, un joven viajero llegó a estas tierras desde una lejana tierra, atraído por las leyendas sobre la sabiduría del anciano monje.

Ambicioso y curioso, el joven tenía un deseo ardiente de dejar una huella significativa en el mundo. Con respeto, se inclinó ante el anciano monje y le planteó una pregunta profunda:

Honorable maestro, he venido en busca de sabiduría. ¿Qué tipo de personas debo evitar hacer amistad en mi trayecto por la vida?"

El monje, percibiendo la sinceridad en la voz del joven, le invitó a sentarse y, bajo la sombra de un antiguo árbol, comenzó a contar una historia que contenía valiosas lecciones para toda la vida. El relato narraba sobre tres tipos de árboles que habitaban en un frondoso bosque.

El primer árbol, majestuoso y repleto de frutos vibrantes y atractivos, tenía un trágico secreto: sus frutos eran venenosos.

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Aunque atraían a los animales con su apariencia, aquellos que se dejaban seducir por ellos sufrían graves consecuencias, incluso llegando a perder la vida.

El anciano monje señaló que este árbol representaba a las personas encantadoras y cautivadoras que, lamentablemente, esconden negatividad, daño y engaño detrás de su apariencia atractiva.

El segundo árbol, el más alto del bosque, alcanzaba las alturas del cielo y atraía los rayos durante las tormentas.

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Sin embargo, esto conllevaba peligro constante, ya que el árbol a menudo se incendiaba. Los animales que vivían cerca de él enfrentaban miedo y angustia incesante.

El monje explicó que este árbol representaba a las personas problemáticas y conflictivas, cuya presencia puede resultar en situaciones peligrosas y angustiantes.

Por último, el tercer árbol era masivo, con densas ramas que proyectaban una sombra eterna. Su follaje espeso bloqueaba la luz del sol, impidiendo que cualquier planta o flor creciera bajo él.

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Este árbol simbolizaba a aquellas personas que, de manera sutil o no, apagan el espíritu de otros, nublan su juicio y obstaculizan su desarrollo y crecimiento personal.

La historia resonó en el joven viajero, y con profunda gratitud, se despidió del sabio monje, llevándose consigo una valiosa lección sobre la importancia de elegir sabiamente a quienes se les permite entrar en la vida.

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