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El Imparcial / Estilos / Niños en duelo

Pérdidas en la infancia

Los duelos complicados suceden por diferentes circunstancias.

CIUDAD DE MÉXICO.- La muerte de un familiar, la pérdida de un animal de compañía, la separación de alguno de los padres y demás factores pueden causar que un menor de edad atraviese por un duelo. De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), se trata de un proceso normal de demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento por el fallecimiento de alguien, por ejemplo.



Tras una pérdida afectiva, el ser humano tiende a revelarse de diferentes formas a través de un proceso adaptativo. El documento "El duelo en los niños" (la pérdida del padre/madre), de los especialistas Amalio Ordoñez Gallego y Antonia Lacasta Reverte, establece que el duelo es uno de los acontecimientos más estresantes en la vida de las personas, quienes necesitan de un tiempo variable para su recuperación.



Los duelos complicados suceden por diferentes circunstancias: relacionales (de dependencia o conflictividad), circunstanciales (muerte súbita o incierta y juventud del fallecido), personales (problemas de salud previos) o sociales (ausencia del apoyo familiar o nivel socioeconómico bajo). Sin embargo, un caso muy especial es el de los niños y adolescentes.



Claudia Sánchez, tanatóloga y maestra por la Universidad de La Laguna de España, explica en entrevista con EL UNIVERSAL que los niños no sienten igual el duelo, pues depende mucho de su edad. Pero, de igual manera, su proceso se trata de una reacción ante alguna pérdida.



Los pequeños pueden atravesar por un duelo desde por cambio de casa, ciudad o escuela hasta por la separación de los papás, muerte, enfermedad de alguien que ya no puede pasar mucho tiempo con ellos, el fallecimiento de un animal de compañía y el alejamiento de la persona que los cuida.



La especialista recalca que en los adultos pasa igual, pero muchos viven esa experiencia sin pensar que requieren del duelo.



"Los niños, simplemente, viven de manera diferente el duelo porque lo toman como algo que les impide realizar su rutina diaria. El cambio de continuidad es una pérdida muy importante para ellos, por lo que tienen que volver a reconstruir su cotidianeidad. Por su desarrollo psicoemocional, edad, género, causa y relación con la persona o cosa en cuestión, el proceso se vive muy distinto", explica la especialista.



En cuanto a la edad, la tanatóloga menciona que, aproximadamente, los bebés de dos años de edad o menos dependen por completo de quienes los cuidan y piensan que el mundo gira a su alrededor. Entonces, cuando les faltan sus padres, sienten abandono, por lo que gritan y lloran para liberar su ansiedad, enojo y frustración.



Los niños de dos a cuatro años de edad aún necesitan de cuidados, aunque en menor medida. En esta etapa, todavía no poseen el concepto de irreversible y, en su mente, también ven la pérdida como un abandono.



De los cuatro a los siete años de edad, los pequeños continúan siendo egocéntricos y poseen un pensamiento mágico que les ayuda a otorgar conceptos a varias cosas que ven y viven. Ellos sufren la pérdida como si fuera un castigo, porque creen que es resultado de algo que hicieron mal. A estas alturas de la infancia, el significado de senectud e irreversibilidad no está claro.



Después de los ocho años, los chicos empiezan a tener un pensamiento más lógico y abstracto, y pueden ser compasivos por su desarrollo de la empatía.



Y, de los 11 en adelante, comprenden que la muerte es irreversible, más no manejan el duelo como los adultos debido a que todavía deben aprender muchas cosas y vivir otras experiencias que los hagan madurar.



Sin importar la edad, es indispensable que los pequeños conozcan la verdad del suceso, que los adultos respondan sus preguntas y los dejen expresar sus sentimientos. Además, deben tener a alguien que les sirva de soporte y los ayude a reconstruir su vida.



En cuanto a las etapas del duelo infantil, "El duelo en los niños" (la pérdida del padre/madre) detalla que éste se divide en tres fases: protesta (el niño añora al fallecido y llora suplicando que vuelva), desesperanza (comienza a perder la ilusión de que regrese, puede pasar por un periodo de apatía) y ruptura de vínculo (muestra interés por el mundo que le rodea).



Niños en duelo

En México, Save The Children y Seguros Monterrey New York Life desarrollaron un programa que permite que niños, adolescentes, padres y cuidadores logren (a través de un acercamiento a la música, pintura, lectura o danza) identificar y expresar sus sentimientos, en relación al duelo.



"Niños en Duelo" se encuentra en diferentes centros comunitarios del área metropolitana, utilizando como herramienta al programa HEART (Healing and Education Through the Arts).



Gerald Fuchs, subdirector de Comunicación de Seguros Monterrey New York Life, comenta a EL UNIVERSAL que "Niños en Duelo" fue creado para quienes no quieren, pueden o saben demostrar sus sentimientos, tras una pérdida importante.



El programa educativo y de apoyo se ha encargado de capacitar a educadores de centros comunitarios de la Ciudad de México y el Estado de México para que sirvan de guía a los pequeños y los auxilien a abordar temas relacionados con la pérdida mediante cuentos, pintura y otras actividades artísticas.



"Nos enfocamos en áreas marginales de la zona metropolitana porque nos dimos cuenta de que en México los niños sufren el duelo por violencia, papás que terminan en la cárcel, inseguridad y migración. Para el próximo año, esperamos que el programa se extienda al resto de la República e integre en escuelas privadas y públicas", finaliza.

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