El conflicto por la 'tiara de la discordia' no fue entre Meghan y la reina
Aunque hace unos años se dio a entender que el conflicto había sido protagonizado por la reina y Meghan, ahora parece que fue directamente a la responsable de vestuario de la soberana.

INGLATERRA.- La biografía de los duques de Sussex está revelando detalles muy curiosos sobre esos tensos años que desembocaron en su impactante decisión de abandonar la primera línea de representación de la familia real británica.

Algunos de los llamativos episodios que han salido a la luz hacen alusión a la falta de apoyo que ambos habrían recibido por parte del hermano mayor de Harry, William, a la forma en que la duquesa habría sido menospreciada por su familia política a cuenta de su pasado como actriz y sus aires renovadores, e incluso a una serie de desavenencias ligadas a las elecciones de vestuario de la guapa estadounidense.
Una experiencia, en principio anecdótica, que en cualquier caso no hizo más que acentuar la tensión entre Meghan Markle y la institución monárquica tiene como protagonista a la elegante y regia tiara de Isabel II que la exintérprete lució en su boda con el príncipe Enrique, la cual se celebró hace ya dos años en el castillo de Windsor.

Como se desprende de uno de los extractos de Finding Freedom, la que fuera protagonista de Suits y la estilista principal de la soberana, Angela Kelly, mantuvieron serias discrepancias sobre las joyas que debía lucir Meghan en el enlace, hasta el punto de que Kelly, hasta que no le quedó más remedio que dar su brazo a torcer, se negó incluso a entregarle la mencionada tiara para una de las pruebas de vestuario previas al enlace.

La tiara de la boda
Para el día de su boda la ya duquesa de Sussex eligió la tiara de filigrana de la reina Mary de Teck, una pieza que no había sido utilizada públicamente desde que murió la abuela de Isabel II, en 1953, y era una de sus joyas favoritas.
La diadema está hecha en platino y diamantes, y tiene un gran diamante central que en un principio formaba parte de un broche que le fue regalado por el condado de Lincoln a la entonces princesa Mary con motivo de su boda con el príncipe George, futuro George V, abuelo de la reina Isabel.
Fue en 1932 cuando Mary de Teck pidió al joyero real que convirtiera el broche en la tiara que vimos hoy puesta en Meghan
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