Cómo proteger la piel del sol en invierno: guía práctica con protector solar, hidratación, antioxidantes y cuidados diarios

Durante la temporada de frío es común pensar que el sol deja de representar un riesgo para la piel. Sin embargo, especialistas en dermatología coinciden en que el cuidado cutáneo debe mantenerse todo el año. Aunque las temperaturas bajen o el cielo esté nublado, los rayos solares continúan afectando la piel de forma constante.

De acuerdo con expertos y organismos como la Academia Americana de Dermatología (AAD), los rayos UVA, principales responsables del envejecimiento prematuro, mantienen casi la misma intensidad durante el invierno y pueden atravesar las nubes e incluso los cristales de ventanas.

A diferencia de los rayos UVB, que están más asociados a quemaduras visibles, los rayos UVA actúan de forma silenciosa. Estos penetran en capas profundas de la piel y contribuyen a la aparición de arrugas, flacidez y manchas con el paso del tiempo.

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Además, el frío y el viento debilitan la barrera cutánea, lo que hace que la piel sea más vulnerable al daño solar incluso cuando no se siente calor.

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El protector solar sigue siendo indispensable

La AAD recomienda el uso diario de protector solar de amplio espectro con FPS 30 o más, incluso durante el invierno. Un error frecuente es aplicarlo solo una vez al día.

Estudios en fotobiología indican que el protector solar pierde efectividad entre 2 y 4 horas después de aplicarse, por lo que debe reaplicarse, especialmente si hay exposición prolongada a la luz solar.

También es importante recordar que los rayos UVA atraviesan los vidrios. Si trabajas cerca de una ventana o pasas mucho tiempo en interiores con luz natural, la protección sigue siendo necesaria.

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Cómo fortalecer la barrera de la piel con hidratación

La piel reseca pierde su capacidad natural de defensa. Durante el invierno, los especialistas recomiendan reforzar la hidratación con productos que contengan ingredientes con respaldo científico:

• Ceramidas, que ayudan a restaurar los lípidos naturales.
• Hialuronato de sodio, una forma estable de retener agua en la piel.
• Niacinamida, que calma y fortalece el tejido cutáneo.
• Glicerina, un humectante con alta eficacia comprobada.

Aplicar estos productos después del baño o con la piel ligeramente húmeda mejora su absorción.

Zonas que no debes olvidar: labios, manos y contorno de ojos

Labios, manos y contorno de ojos tienen menos glándulas sebáceas, por lo que se resecan con mayor facilidad. En el caso de los labios, la falta de melanina los hace más propensos a sufrir daño solar incluso en invierno.

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Los dermatólogos recomiendan usar bálsamos labiales con óxido de zinc y aplicar crema en las manos cada vez que se laven. El contorno de ojos también requiere productos específicos con hidratantes suaves y protección solar.

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Antioxidantes: un complemento clave en tu rutina

La exposición solar, incluso en invierno, genera radicales libres que dañan las células de la piel. Por ello, el uso de antioxidantes tópicos funciona como un refuerzo al protector solar.

Ingredientes como la vitamina C estabilizada, la vitamina E y el ácido ferúlico ayudan a reducir el impacto del fotodaño y a mantener la piel con un aspecto uniforme.

Ajusta tu rutina: menos exfoliación, más hidratación

Durante los meses fríos, los especialistas aconsejan disminuir la frecuencia de exfoliación para evitar irritación o daño a la barrera cutánea.

En lugar de exfoliar en exceso, se recomienda priorizar la hidratación diaria y mantener una buena ingesta de agua. La hidratación interna también influye en la elasticidad y resistencia de la piel.

Proteger la piel en invierno es similar a usar un abrigo. Aunque no se sienta el calor del sol, los rayos siguen presentes. Mantener una rutina constante con protector solar, hidratación y antioxidantes ayuda a conservar la salud de la piel y a prevenir el daño acumulado con el paso del tiempo.