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Qué significa poner esferas en el árbol de Navidad: origen y por qué se colocan

La Navidad transforma nuestros hogares con un despliegue de luces, colores y símbolos. Entre ellos, las esferas que cuelgan del árbol son una presencia constante.

Qué significa poner esferas en el árbol de Navidad: origen y por qué se colocan

La Navidad transforma nuestros hogares con un despliegue de luces, colores y símbolos. Entre ellos, las esferas que cuelgan del árbol son una presencia constante. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado por qué las colgamos o qué representan? Su historia es un viaje que va desde los bosques de la Europa medieval hasta las fábricas de vidrio soplado, y su significado evolucionó de representar la tentación a simbolizar los dones divinos.

Origen histórico: cuando las manzanas colgaban del árbol

La tradición no comenzó con esferas de vidrio o plástico, sino con fruta real. De acuerdo con Milenio, el origen se remonta a San Bonifacio, evangelizador de los pueblos germánicos en el siglo VIII. La historia cuenta que, para alejar a los nuevos convertidos del paganismo, cortó un roble dedicado a Thor y señaló un pequeño pino como símbolo de la fe eterna. Se dice que este pino fue decorado, entre otras cosas, con manzanas.

Estas manzanas iniciales no eran un mero adorno. Tenían una carga simbólica profunda: representaban las tentaciones del pecado original de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Así, los primeros “árboles de Navidad” servían como una lección visual de la narrativa cristiana. Con el tiempo, y ante la dificultad de mantener frutas frescas colgadas, los artesanos, particularmente en regiones como Lauscha, Alemania, comenzaron a crear sustitutos de vidrio soplado a mediados del siglo XIX. Estas primeras esferas de vidrio imitaban la forma y el color de las manzanas, marcando el nacimiento del adorno que conocemos hoy.

Qué significa poner esferas en el árbol de Navidad origen y por qué se colocan | Foto: canva

De pecado a virtud: la transformación del significado

Con el cambio material llegó una evolución en la interpretación. Las esferas dejaron de verse principalmente como el “fruto prohibido” para adquirir un significado más positivo y esperanzador. Según análisis de simbolismo religioso, como los citados por Architectural Digest, las esferas pasaron a representar “los dones que Dios otorgó a la humanidad”.

Cada esfera colgada en el árbol se convirtió así en un recordatorio visual de virtudes como la sabiduría, el entendimiento, la fortaleza y la piedad. Este cambio refleja cómo la Navidad misma fue integrando conceptos de redención y gracia, donde el mensaje central ya no era solo la caída del hombre, sino la promesa de salvación y los dones espirituales recibidos.

Guía de colores: un lenguaje silencioso en tu árbol

La diversificación de los materiales permitió una explosión de colores, y cada tono adquirió su propio significado dentro de la tradición. Este código cromático añade una capa más de intención a la decoración:

  • Rojo: Es el color de doble cara. Recuerda el pecado original (la manzana), pero también simboliza el amor supremo y la generosidad de la temporada.
  • Verde: Representa la esperanza, la vida eterna y la naturaleza, conectando directamente con el árbol perenne que es el pino.
  • Blanco: Alude a la pureza, la fe y la alegría navideña.
  • Dorado: Está asociado con la luz divina, la prosperidad y la alabanza.
  • Plateado: Simboliza la gratitud, la humildad y la reflexión.
  • Azul: Representa el arrepentimiento, la reconciliación y la majestad de María, la madre de Jesús.

Hoy, las guías de decoración contemporáneas han expandido esta paleta, asociando tonos como el morado a la espiritualidad, el rosa a la serenidad o el bronce a la calidez terrenal. Sin embargo, los seis colores tradicionales mantienen la raíz simbólica más profunda.

De la artesanía a la producción masiva: la evolución material

La popularización de las esferas siguió los avances industriales. Tras la era del vidrio soplado artesanal (que aún se practica), el siglo XX trajo consigo la revolución del plástico. A mediados de ese siglo, las esferas de plástico irrompible y de bajo costo se masificaron, permitiendo que prácticamente cualquier familia pudiera decorar su árbol de forma abundante y segura. Hoy conviven todas las variedades: esferas de vidrio soplado de alta artesanía, de plástico, de metal e incluso materiales biodegradables, ofreciendo opciones para cada preferencia y presupuesto.

Un legado que cuelga de las ramas

Decorar el árbol con esferas es, por lo tanto, mucho más que un acto estético. Es participar en una tradición centenaria que ha sabido adaptar su forma y su mensaje.

Ya sea que elijas esferas rojas para honrar el amor, plateadas para expresar gratitud, o una mezcla de todos los colores, ahora conoces el profundo viaje histórico y el legado simbólico que cuelga de cada rama. Esta Navidad, al colgar cada esfera, tendrás la oportunidad de conectar con una narrativa que une arte, fe y la transformación constante de nuestras celebraciones más queridas.

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