Álamos, un pueblo mágico que canta
Enclavado entre las sierras del Sur de Sonora, Álamos es mucho más que un tesoro arquitectónico y natural: es un símbolo vivo de la cultura sonorense.
Sus calles empedradas, patios coloniales y portales llenos de historia se transforman cada enero en escenario del Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), el encuentro musical más importante del Noroeste de México, donde el arte convierte al pueblo en un gran teatro al aire libre.Durante nueve días, la ciudad vibra con la música: los acordes del bel canto, la ópera, el jazz y la música popular resuenan en plazas, templos y callejones; Álamos canta con todos sus sentidos, acompañado por artistas, visitantes y habitantes que entienden que la cultura también es hospitalidad.El alcalde Samuel Borbón Lara destaca que el festival es una oportunidad para mostrar al mundo la calidez de su gente: “Álamos abre sus puertas con orgullo; cada año nos preparamos para recibir a miles de visitantes y hacerlos sentir parte de esta comunidad que respira historia, arte y tradición”.Reconocido como Pueblo Mágico desde 2005, Álamos conserva un patrimonio que conjuga su pasado virreinal con la vitalidad contemporánea del arte sonorense.
Sus escenarios —el Palacio Municipal, La Alameda, el Templo de la Purísima Concepción y los callejones iluminados— se convierten en foros naturales donde las voces del FAOT encuentran eco, emoción y sentido.Entre montañas y música, Álamos reafirma su título de pueblo mágico que canta, corazón que da vida al festival y al legado cultural de Sonora.
Alma del FAOT
El bel canto ha sido el corazón del festival desde su primera edición: el FAOT nació con la
vocación de ser un espacio donde la voz humana y la sensibilidad se encuentren, rindiendo homenaje al tenor sonorense Alfonso Ortiz Tirado, quien demostró que el arte puede sanar, unir y trascender.Su técnica exigente y su belleza emocional lo han convertido en punto de encuentro entre generaciones de intérpretes; en los escenarios de Álamos han brillado Ailyn Pérez, María Katzarava, Ainhoa Arteta y Filippa Giordano, artistas que han dejado huella con interpretaciones que combinan virtuosismo y pasión.
Pero también, cada año, nuevas voces jóvenes hallan en el FAOT su primera gran oportunidad ante un público que valora la excelencia y el esfuerzo.“El FAOT no sólo presenta artistas: los forma. No sólo celebra el arte: lo siembra”, coinciden los maestros del canto que encuentran en este festival una escuela viva de talento.Con su arquitectura colonial y su atmósfera íntima, Álamos se convierte en un escenario natural donde la música encuentra eco en la piedra, el cielo y la memoria.
Bajo sus noches estrelladas, el bel canto no es sólo un género, sino una experiencia colectiva que reafirma por qué este rincón del Sur sonorense sigue siendo el corazón cultural del Noroeste de México.
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