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Una jornada para sembrar bienestar

La planta automotriz Ford Hermosillo, con el entusiasmo de 105 voluntarios, transformó una jornada de reforestación en un acto de amor hacia Hermosillo, con lo que fortaleció el vínculo entre la empresa, la comunidad y la naturaleza.

  Una jornada para sembrar bienestar

El Parque Urbano La Sauceda, un espacio que hoy vuelve a llenarse de vida, fue el escenario de una jornada diferente donde la tierra, las manos y los sueños se entrelazaron para lograr una mejor comunidad.

Fueron 105 voluntarios de la Planta Ford Hermosillo quienes participaron en una actividad que trascendió lo ambiental: una experiencia de conexión con la ciudad y con los valores que definen a la compañía.

Organizada por el equipo ambiental de la planta -integrado por Luz Cázares, Alejandro Velázquez y Andrea Rojas Cajigas-, la jornada formó parte de las acciones de responsabilidad social que impulsa desde hace tres años de manera consecutiva.

En esta ocasión, la iniciativa cobró un sentido especial al realizarse en La Sauceda, uno de los sitios más emblemáticos de la capital de Sonora, símbolo del resurgir de los espacios públicos y de la fuerza de la comunidad.

Por las nuevas generaciones

“La Sauceda es un lugar con historia y emociones compartidas, un punto de encuentro de generaciones”, compartió el equipo organizador; Daniela Montijo, Gerente de Lanzamiento de planta Ford Hermosillo dijo con entusiasmo: “verlo recuperarse y tener la oportunidad de contribuir con nuestro granito de arena fue algo muy significativo. Queremos que las nuevas generaciones crezcan disfrutando de este pulmón de la ciudad”.

La convocatoria, lanzada de manera interna, tuvo un éxito inesperado ya que en menos de dos días se habían inscrito cerca de 190 colaboradores interesados en participar: “Fue un reto que se convirtió en lección. No esperábamos tanto entusiasmo, pero fue una gran muestra del espíritu solidario que caracteriza a Ford Hermosillo”, señalaron los colaboradores.

El equipo logró coordinar la participación de 105 voluntarios, quienes dedicaron una jornada completa a la limpieza del área, a trabajos de bioconstrucción y a la plantación de aproximadamente 350 árboles nativos.

Más allá de las cifras, el verdadero impacto estuvo en las experiencias compartidas: la actividad fortaleció los lazos entre compañeros y promovió la desconexión del día a día para reconectar con la naturaleza.

“Estos espacios fomentan la unión, nos hacen recordar que todos podemos contribuir de alguna manera y que las pequeñas acciones tienen un gran valor colectivo”, resumieron algunos de los participantes.

Industria con valor

La jornada también sirvió para poner en práctica los valores corporativos de Ford: “Hold yourself and others to the highest standard” (Mantenerse a sí mismo y a los demás en el más alto estándar), y “Seek to help each other” (Buscar ayudarse mutuamente).

Estos principios cobraron vida en el terreno durante la jornada de reforestación: bajo el Sol y entre la tierra, cada voluntario asumió con entusiasmo la tarea de dejar un impacto tangible y duradero en la ciudad.

Todo fue posible gracias al acompañamiento de Kris Rosas y Jesús Madrid, quienes lideran el plan de reforestación del Bosque Urbano La Sauceda, así como al apoyo de los guardabosques que orientaron las labores para asegurar la correcta plantación y el cuidado de cada ejemplar.

Su colaboración fue clave para maximizar los resultados de la jornada y garantizar la permanencia de los árboles en esta nueva etapa del parque.

Más allá de la fábrica

Para Ford Hermosillo, esta experiencia representa la continuidad de una visión que trasciende las líneas de producción: contribuir al desarrollo sostenible del entorno, impulsar el bienestar comunitario y fortalecer los lazos con la naturaleza.

En cada actividad de voluntariado, el propósito va más allá del acto inmediato; se busca inspirar a otros, como empleados, familias, empresas y ciudadanos a involucrarse activamente en el cuidado del entorno.

La huella que dejó Ford en La Sauceda se mide en la cantidad de árboles plantados, así como en el mensaje que siembra: el cambio empieza desde lo local, con acciones colectivas que devuelven esperanza a los espacios que alguna vez se apagaron.

“Es un acto de amor hacia nuestra tierra”, resume el lema interno que acompañó la jornada; un acto que resonó entre quienes participaron y entre los visitantes que hoy recorren el parque para volver a respirar más verde, más vivo y más limpio.

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