Revertir el envejecimiento es posible, según un estudio reciente
Durante años, múltiples clínicas alrededor del mundo promovieron tratamientos con células madre mesenquimales como alternativas regenerativas.
México.- Un reciente análisis publicado en la revista Cell ha vuelto a poner sobre la mesa una pregunta que durante décadas ha rondado la ciencia: ¿es posible revertir, al menos en parte, el envejecimiento biológico?
El artículo, que evalúa críticamente el uso de células madre mesenquimales como terapias antiedad, destaca un estudio experimental que podría marcar un punto de inflexión en la investigación del rejuvenecimiento.
Células madre: entre las promesas y la evidencia limitada
Durante años, múltiples clínicas alrededor del mundo promovieron tratamientos con células madre mesenquimales como alternativas regenerativas.
Sin embargo, según el análisis, estos procedimientos no habían logrado demostrar beneficios significativos contra el envejecimiento.
Las células trasplantadas rara vez se integraban de forma estable en los tejidos, y cuando lo hacían, terminaban envejeciendo o muriendo sin generar mejoras duraderas.
Esa falta de evidencia, junto con riesgos y variabilidad en los tratamientos, generó más dudas que certezas sobre su eficacia. Pero el estudio que analiza Cell podría cambiar el panorama.
Una estrategia experimental: reforzar el gen FOXO3
El trabajo revisado parte de una hipótesis: si las células madre se deterioran más rápido en un organismo envejecido, ¿por qué no modificarlas previamente para que resistan mejor el desgaste biológico?
Para ello, los científicos manipularon genéticamente células madre mesenquimales humanas con el fin de potenciar la acción del gen FOXO3, un actor clave en la reparación del ADN, la reducción del estrés oxidativo y la contención de células deterioradas. FOXO3 se considera un “centinela molecular” directamente relacionado con la longevidad.
El resultado fueron las llamadas SRCs (senescence-resistant cells): células resistentes al envejecimiento, capaces de soportar mejor los daños acumulativos asociados a la edad.
Pruebas en primates: diez meses de inyecciones y resultados sorprendentes
El experimento se realizó en primates Cynomolgus de edad equivalente a la de humanos de entre 60 y 70 años. Durante diez meses, los animales recibieron inyecciones intravenosas de las SRCs cada dos semanas.
Los efectos observados fueron llamativos:
• Rejuvenecimiento cerebral
– Menor atrofia cortical.– Mayor conectividad en el hipocampo.– Reducción de proteínas asociadas al Alzheimer.Relojes epigenéticos señalaron que algunas células neuronales retrocedieron más de seis años en edad biológica.
• Mejoras sistémicas
– Incremento de la densidad ósea.– Menos inflamación crónica.– Reducción de células senescentes.– Tejidos de piel, músculo e intestino con perfiles moleculares más jóvenes.
• Cambios en el sistema reproductor
Los órganos reproductivos, especialmente sensibles al envejecimiento, también mostraron señales de rejuvenecimiento: oocitos más jóvenes en hembras y una espermatogénesis más activa en machos.
Los exosomas: la clave detrás del rejuvenecimiento
Un hallazgo crucial fue que las células modificadas no reemplazaron células viejas ni se alojaron de forma permanente en los tejidos.
Su efecto se produjo mediante exosomas, pequeñas vesículas cargadas de instrucciones moleculares capaces de reprogramar a otras células.
Cuando los investigadores administraron únicamente los exosomas —sin células trasplantadas— muchos de los efectos rejuvenecedores se mantuvieron, lo que abre la puerta a terapias más controlables y potencialmente más seguras.
Resultados prometedores, pero aún preclínicos
A pesar de los avances, los científicos advierten que se trata de resultados exclusivos en primates no humanos. Aún quedan preguntas esenciales:
– ¿Cuánto duran los efectos observados?– ¿Es seguro mantener este tipo de intervención durante años?– ¿Qué moléculas específicas contienen los exosomas?– ¿Responderá el organismo humano del mismo modo?
El estudio sugiere que el envejecimiento es un proceso maleable y dinámico, susceptible de ser ralentizado e incluso parcialmente revertido, pero la extrapolación a humanos requiere cautela.
Implicaciones médicas y éticas
Si futuros estudios confirman estos resultados, la medicina del envejecimiento podría transformarse radicalmente.
En vez de tratar múltiples enfermedades relacionadas con la edad de forma aislada, sería posible modular los procesos biológicos subyacentes: inflamación, daño celular y pérdida de resiliencia de los tejidos.
Pero esto también abre debates éticos y sociales:
– ¿Para quién serían accesibles estas terapias?– ¿Buscamos vivir más tiempo o vivir mejor?– ¿Cómo reconfiguraría esto los sistemas de salud y la concepción social de la vejez?
Los autores subrayan que cualquier avance debe estar acompañado de regulaciones rigurosas, para evitar que estos descubrimientos sean utilizados como promesas infundadas de “anti-aging”.
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