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¿Y si no disfruto la Navidad? Psicólogos explican por qué cada vez son más las personas que no disfrutan diciembre

Especialistas advierten que la presión por “estar feliz” puede generar ansiedad y malestar emocional durante las fiestas.

¿Y si no disfruto la Navidad? Psicólogos explican por qué cada vez son más las personas que no disfrutan diciembre

CIUDAD DE MÉXICO. 18 DE NOVIEMBRE DE 2025.- La Navidad suele presentarse como una época de alegría, unión, luces y celebraciones. Sin embargo, para un número cada vez mayor de personas, estas fechas no despiertan entusiasmo, sino incomodidad, apatía o incluso rechazo.

Aunque socialmente se asume que diciembre “debe” vivirse con ilusión, especialistas en salud mental advierten que la experiencia emocional de estas festividades es mucho más compleja y diversa.

Según explican psicólogos y terapeutas, las razones detrás del desinterés o el rechazo hacia la Navidad abarcan desde presiones culturales hasta recuerdos dolorosos, cargas familiares, duelos o simplemente una desconexión personal con los rituales tradicionales.

La presión por “ser feliz”: el peso emocional más común

El psicólogo Víctor Amat señala que, durante las celebraciones decembrinas, muchas personas se obligan a mostrarse felices sin importar los desafíos o experiencias difíciles que hayan atravesado durante el año.

“Es muy común que durante las celebraciones decembrinas las personas se obliguen a sí mismas a estar bien o felices, sin importar las situaciones que se les presentaron en sus vidas”, explica, según el medio El Tiempo.

Esta exigencia emocional —agrega— puede resultar en una pérdida de autenticidad y en un aumento significativo del malestar psicológico.

La expectativa cultural de vivir diciembre con entusiasmo funciona como una forma de presión social que, para muchos, genera ansiedad. Mostrar armonía o alegría “por obligación” puede chocar con el estado interno real, desencadenando frustración, culpa o cansancio emocional.

Duelos, recuerdos dolorosos y vínculos familiares complejos

Para quienes enfrentan pérdidas recientes, distanciamientos o tensiones familiares antiguas, la Navidad puede intensificar emociones incómodas. La psicóloga Marina Mammoliti subraya que estas fechas “conmueven, reavivan duelos y tensiones familiares”, razón por la que algunas personas optan por evitar celebraciones para proteger su salud emocional.

Las reuniones, lejos de ser un espacio de unión, pueden convertirse en detonadores de resentimientos, deudas afectivas o dinámicas familiares difíciles de manejar. En esos casos, elegir no participar es, muchas veces, un acto de autocuidado.

Nuevas generaciones, nuevas formas de celebrar (o no)

Para otras personas, especialmente jóvenes, el rechazo a la Navidad se relaciona con valores y estilos de vida distintos. El psicólogo Daniel Gómez, citado por la especialista Laura Martínez, señala que muchas personas están resignificando las fechas decembrinas:

  • Optan por celebraciones íntimas
  • Prefieren pasar la fecha a solas
  • Eliminan rituales tradicionales

El objetivo es simple: vivir diciembre de manera coherente con sus propias necesidades, no con lo que dicta la cultura.

¿Qué ocurre emocionalmente cuando no se disfruta la Navidad?

Para quienes no se identifican con el espíritu navideño, estas fechas pueden funcionar como un recordatorio del paso del tiempo, de vínculos antiguos o de expectativas no cumplidas. Sin embargo, los expertos aclaran que esto no significa necesariamente tristeza patológica, sino una manera distinta de relacionarse con un período altamente demandante desde lo social.

Especialistas de Serene Psicología remarcan que “no está mal” no sentir entusiasmo por la Navidad. En muchos casos, se trata de un límite saludable ante normas sociales rígidas. También puede aparecer la llamada disonancia cognitiva, cuando lo que se espera sentir (alegría, unión) no coincide con lo que realmente se experimenta (apatía, desconexión o cansancio).

No forzar la felicidad en diciembre

El psicólogo Víctor Amat es contundente: “No hay que forzar a nadie a que sea feliz en Navidad”. Validar estas emociones —afirman especialistas— evita incrementar el malestar y permite que cada persona viva la temporada de acuerdo con su propio bienestar.

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