¿Hablas contigo mismo? Expertos dicen que es una poderosa herramienta para tu salud emocional
Lejos de ser un signo de desequilibrio, el auto-diálogo externo es una herramienta común para regular emociones, organizar pensamientos y mejorar la memoria, según expertos.
Hablarse a uno mismo en voz alta, un acto conocido como auto-diálogo externo o discurso privado, es un fenómeno psicológico más frecuente de lo que se cree. Aunque a menudo se asocia con la infancia o se estigmatiza en la vida adulta, la ciencia sugiere que esta práctica puede ser un impulsor significativo del bienestar emocional y mental a cualquier edad, según información retomada de medios especializados como Infobae.
Un comportamiento natural que resurge con la edad
Para muchos adultos, especialmente aquellos que se encuentran en la mediana edad, hablarse en voz alta se ha convertido en una costumbre cotidiana. Desde comentarle algo a la mascota hasta debatir en voz alta qué cocinar o murmurar mientras se busca un objeto perdido, estas expresiones son manifestaciones de un proceso cognitivo natural.
El profesor Charles Fernyhough, de la Universidad de Durham y autor del libro “The Voices Within”, explica que si bien este comportamiento alcanza su punto máximo en la niñez —cuando los niños verbalizan sus pensamientos para resolver problemas—, experimenta un resurgimiento en la edad adulta. Expertos consultados por The New York Times indican que, al envejecer, muchas personas experimentan una reducción en la presión social, lo que les permite expresarse con mayor libertad, ya sea hablando solos, cantando o bailando, sin la misma preocupación por la mirada ajena.
Ethan Kross, profesor de la Universidad de Michigan y autor de “Chatter”, establece una distinción crucial: el auto-diálogo externo (en voz alta) es diferente del pensamiento silencioso o auto-diálogo interno, cada uno con sus propios matices neurológicos.
Las múltiples ventajas del diálogo en voz alta
Los especialistas coinciden en que este hábito cumple con varias funciones beneficiosas para la salud mental y el funcionamiento cognitivo. Entre las más destacadas se encuentran:
- Regulación emocional y manejo del estrés: Verbalizar pensamientos puede servir como un mecanismo de autocalma. Frases como “Tranquilo, todo va a estar bien” ayudan a reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y aumentar la motivación.
- Organización y claridad mental: El simple acto de convertir pensamientos abstractos en palabras concretas ayuda a organizar tareas, clarificar emociones confusas y tomar decisiones más acertadas. Este proceso actúa como un “efecto de esclarecimiento” que permite priorizar y ganar confianza en la propia voz interna.
- Refuerzo de la memoria y la cognición: Hablar en voz alta activa el sistema de memoria de trabajo verbal. Investigaciones citadas por el profesor Kross demuestran que el cerebro procesa mejor la información cuando es verbalizada. Por ejemplo, nombrar en voz alta un artículo que se busca en el supermercado (“leche”) facilita localizarlo más rápidamente.
- Preparación para situaciones difíciles: Este tipo de diálogo es una herramienta útil para ensayar conversaciones complicadas, como una negociación laboral. Practicar en voz alta permite estructurar mejor las ideas y anticipar respuestas, lo que contribuye a un mejor afrontamiento del estrés.
- Sensación de acompañamiento: En contextos de soledad, hablarse a uno mismo puede mitigar la sensación de aislamiento, proporcionando un acompañamiento emocional percibido.
La otra cara del auto-diálogo: Cuándo prestar atención
A pesar de sus beneficios, los expertos advierten que el contenido y el contexto del auto-diálogo son fundamentales. El principal riesgo no radica en el acto de hablar solo, sino en la naturaleza de lo que se dice.
La psicóloga Rachel Goldsmith Turow, de la Universidad de Seattle, compara el impacto de una autocrítica recurrente con el daño del tabaquismo para la salud mental. Mensajes persistentes y autodespectivos como “Nada me sale bien” o “Siempre fracaso” pueden intensificar significativamente la ansiedad y los síntomas depresivos.
Además, el profesor Kross precisa que el auto-diálogo externo puede ser motivo de preocupación cuando se vuelve disruptivo; es decir, cuando interrumpe constantemente la interacción con otros o transgrede notablemente las normas sociales de manera que afecta la funcionalidad de la persona.
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Para quienes desean aprovechar los beneficios de esta práctica en espacios públicos sin llamar la atención, un consejo práctico de los expertos es utilizar auriculares, simulando una llamada telefónica para mantener la privacidad.
En esencia, el auto-diálogo externo funciona como un ensayo mental en voz alta, una herramienta para afinar la orquesta de pensamientos antes de que comience el concierto de la acción. Si el diálogo es constructivo, la melodía resultante mejora; si es destructivo, desafina la mente.
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