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¿Por qué a veces no queremos ver a nuestros amigos? Esto dice la psicología

Especialistas explican las razones detrás de la falta de ganas de convivir, cómo distinguir entre saturación emocional y distanciamiento real, y qué hacer cuando necesitamos espacio sin dañar nuestras relaciones.

¿Por qué a veces no queremos ver a nuestros amigos? Esto dice la psicología

CIUDAD DE MÉXICO. 15 DE NOVIEMBRE DE 2025.- En algún momento, todos hemos experimentado esa sensación incómoda: no tener ganas de ver a alguien a quien queremos. Para muchos, admitirlo genera culpa, confusión o temor a herir a la otra persona. Sin embargo, tal como explica la psicóloga sanitaria Leticia Martín Enjuto, especialista en psicología cognitivo-conductual, se trata de un sentimiento completamente normal que suele convertirse en un tema tabú.

Martín señala que hay días, semanas e incluso meses en los que no queremos hablar, convivir o hacer planes con nuestros amigos, y aunque intentemos ocultarlo bajo “mentiras piadosas” o compromisos forzados, esta reacción tiene raíces emocionales claras.

Saturación emocional: cuando incluso lo agradable pesa

La experta explica que no querer ver a nuestros amigos no significa necesariamente que algo esté mal con ellos. En muchas ocasiones, es simplemente un signo de saturación emocional.

“Muchas veces es simplemente un signo de saturación emocional. Cuando estamos sobrecargados -por el trabajo, las responsabilidades o los cambios personales-, nuestro cuerpo y nuestra mente nos piden espacio y silencio. En esos, momentos, incluso los planes agradables pueden sentirse como un esfuerzo“, detalla Martín, según el medio Hola.

Vivimos en un mundo hiperconectado, y parte de ese cansancio proviene de la constante disponibilidad y el bombardeo de estímulos. En algunos casos, el exceso de comunicación previa —como chats interminables— reduce la necesidad de encuentros presenciales. En otros, todo lo contrario: el hartazgo digital nos impulsa a desconectar de todo.

“Cuando la falta de ganas se dirige de forma más específica hacia un amigo concreto, puede que la relación haya cambiado. A veces nos damos cuenta de que ya no compartimos los mismos intereses o que el vínculo nos exige más energía de la que tenemos", agrego.

¿Y si solo me pasa con una persona en específico?

Cuando la falta de interés se dirige a un amigo en particular, esto no significa automáticamente que hayamos perdido el cariño. Más bien, puede tratarse de una necesidad de equilibrio distinto, un reajuste natural que ocurre cuando atravesamos cambios vitales o emocionales.

La clave, según Martín, está en observar patrones emociones:

  • Si la desgana aparece con varias personas y actividades, probablemente sea saturación.
  • Si ocurre solo con alguien concreto, quizá el vínculo esté pidiendo transformación.

“Escucharnos sin juicio y con amabilidades el primer paso para cuidar tanto de nosotros mismos como de nuestras relaciones”, agrego.

Los cambios personales también transforman nuestras relaciones

Nada en la vida permanece estático. Las personas crecemos, evolucionamos y atravesamos períodos con niveles variables de energía social. En algunos momentos necesitamos recogimiento, silencio, calma; en otros buscamos mayor conexión.

“Las personas no somos estáticas; cambiamos, maduramos, atravesamos etapas con más o menos energía social. Hay momentos en los que necesitamos recogimiento, silencio, o descanso. Eso puede reflejarse en una menor disponibilidad emocional hacia los demás”, explicó la especialista.

Todo esto influye directamente en nuestra disponibilidad emocional. Por eso, para la psicóloga, es fundamental comprender que alejarse temporalmente no es fallarle a nadie, sino responder a nuestras necesidades internas.

Cómo saber si necesitas espacio… o si ya te desconectaste de alguien

Martín recuerda que este “retiro emocional” suele ser una forma de autocuidado, no de rechazo.

“Con frecuencia, la falta de ganas de ver a alguien tiene más que ver con nosotros que con el otro”, dijo.

Algunas señales que indican que necesitamos espacio —o que el distanciamiento podría ser definitivo— incluyen:

  • Sentirse cansado incluso antes de quedar.
  • Preferir silencio y rutina más que conversación.
  • Notar que las interacciones dejan vacío en lugar de confort.
  • Ver que nuestros intereses han cambiado.
  • Percibir que la relación ya no encaja como antes.

Si después de descansar seguimos sintiendo indiferencia, podría tratarse de un cambio de etapa, una herida emocional no resuelta o una distancia que se generó de manera natural.

“Quizá haya algo más profundo, como un cambio de etapa vital, una herida no resuelta o simplemente una distancia que se ha ido generando de forma natural“, afirmo.

¿Qué hacer si quieres conservar el vínculo pero necesitas espacio?

La especialista recomienda evitar la culpa y recurrir a la honestidad afectuosa.

Explicar con claridad que estás en una etapa tranquila, que necesitas recargar energía o cuidar de ti mismo ayuda a mantener el lazo sin dañarlo. No se trata de cerrar puertas, sino de ajustar la forma en que expresamos el cariño.

“Tomarse un tiempo para uno mismo no significa cerrar la puerta a los demás. A veces, el cariño sigue estando, pero necesita otra forma de expresarse. Ya sea con menos presencia, más autenticidad, o incluso con una pausa para recuperar el equilibrio. Reconocer esto con honestidad es una muestra de madurez emocional", concluye Martín.

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