El agua no siempre es tan pura como parece: especialistas advierten que reutilizar botellas sin lavarlas puede convertirlas en foco de bacterias y alterar su sabor, además podría ser más sucio que un baño
No existe un tiempo exacto, pero los expertos sugieren ciertos rangos según el uso y las condiciones de almacenamiento.

Ciudad de México.— Aunque el agua parece el líquido más inocente del mundo, su pureza depende directamente del recipiente que la contiene. Organismos internacionales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) coinciden en una regla básica: el agua debe almacenarse en envases limpios, cerrados y lejos del calor.
El problema, alertan especialistas, comienza cuando las botellas se reutilizan sin lavarse. Cada sorbo introduce bacterias provenientes de la boca o del ambiente, y con el paso de las horas pueden formarse biofilms, delgadas capas invisibles donde los microorganismos se adhieren y se multiplican.
Un estudio reciente publicado en Frontiers in Microbiology reveló que estos biofilms pueden desarrollarse incluso en botellas de acero inoxidable o vidrio si no se limpian con frecuencia.
En casos extremos, el consumo de agua contaminada puede causar molestias gastrointestinales, infecciones leves o alterar el sabor y olor del agua.
Cuánto tiempo es seguro conservar el agua
No existe un tiempo exacto, pero los expertos sugieren ciertos rangos según el uso y las condiciones de almacenamiento. Si la botella está perfectamente limpia, llena con agua potable y bien tapada, el líquido puede mantenerse hasta 48 horas en un lugar fresco y sin exposición directa al sol.
Sin embargo, cuando se bebe directamente “a pico”, el riesgo aumenta. En este caso, los especialistas recomiendan consumir el agua el mismo día y lavar la botella por la noche, ya que la saliva y el calor crean un ambiente ideal para el crecimiento bacteriano.
Además, dejar la botella dentro de un coche o bajo el sol eleva la temperatura del agua y acelera la proliferación de microorganismos.
Estudios sobre botellas plásticas tipo PET demostraron que al exponerse a más de 40 °C pueden liberar antimonio y microplásticos. Aunque las concentraciones son bajas, su consumo frecuente no es recomendable.
No todas las botellas son iguales
El material del envase también determina su seguridad. Las botellas de acero inoxidable o vidrio son las más seguras: no reaccionan con el agua ni liberan compuestos, y su limpieza es más efectiva.
En cambio, las botellas plásticas de un solo uso —las típicas de agua embotellada— fueron diseñadas para desecharse tras el primer uso.
Reutilizarlas puede parecer una acción ecológica, pero representa un riesgo sanitario, ya que las microfisuras del plástico atrapan bacterias y dificultan una desinfección completa.
Lavado diario: la clave para evitar bacterias
Los microbiólogos coinciden en que el lavado diario es la medida más efectiva para mantener el agua segura. Las botellas reutilizables deben limpiarse con agua caliente y jabón, utilizando un cepillo que llegue al fondo y las roscas. Las tapas, empaques y popotes también deben lavarse por separado.
Experimentos realizados en entornos de oficina han detectado que una botella sin lavar durante tres días puede contener hasta 10 veces más bacterias que un asiento de baño promedio. Aunque la mayoría no son peligrosas, el riesgo aumenta en ambientes cálidos o en contacto con alimentos.
El calor, el peor enemigo
En climas cálidos o durante el verano, el interior de un automóvil puede alcanzar más de 60 °C, lo que altera tanto el agua como los materiales del envase. Por ello, los especialistas recomiendan no dejar la botella dentro del coche ni bajo el sol, y preferir su refrigeración si no se consume de inmediato.
Compartir la botella con otras personas o rellenarla sin lavarla son prácticas que también elevan la probabilidad de contaminación.
Un hábito de salud y conciencia
Beber agua es vital, pero hacerlo de manera segura requiere pequeños hábitos de higiene. En resumen: si la botella está limpia, en buen estado y en un lugar fresco, puede utilizarse por uno o dos días sin problema. Pero si ha estado expuesta al calor, olvidada en la mochila o usada varias veces sin lavado, lo más recomendable es vaciar, lavar y volver a llenar.
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