Descubre cuáles son los frutos secos con mayor proteína
Cacahuates, almendras, pepitas de calabaza y nueces emergen como alternativas proteicas de origen vegetal para enriquecer la dieta diaria.

En el imaginario colectivo, la proteína suele asociarse de manera casi inmediata con productos de origen animal. Sin embargo, este nutriente fundamental, responsable de la reparación celular, el desarrollo muscular, la fortaleza ósea y la regulación hormonal, puede obtenerse de una diversidad de fuentes. Entre las opciones vegetales, los frutos secos se posicionan como un complemento alimenticio de alta calidad, ofreciendo no solo proteínas sino también una gama de otros beneficios para la salud. A continuación, se presenta un análisis, retomado por El Universal, de las variedades con mayor contenido de este macronutriente.
Cacahuates: Un aporte energético y antioxidante
A menudo considerado como un snack popular, el cacahuate posee una composición nutricional que lo hace destacar. De acuerdo con datos de la Fundación Española de la Nutrición, este fruto seco está integrado en un 27% por proteínas, una proporción que se acerca a la ofrecida por algunas carnes, además de contener un perfil significativo de grasas saludables. Este aporte lo convierte en una fuente considerable de energía.

Más allá de su contenido proteico, el cacahuate es portador de antioxidantes y ácido fólico. Estos compuestos están asociados con la ralentización de los procesos de envejecimiento celular y la renovación de los tejidos del organismo. Para incorporarlo de la manera más benéfica, se sugiere optar por la presentación natural, libre de sales añadidas o procesos de fritura que puedan alterar su perfil lipídico.
Almendras: Un superalimento de origen milenario
Originarias del Medio Oriente, las almendras han sido catalogadas como un superalimento debido a su densa concentración de nutrientes. Además de ser una fuente proteica, son ricas en minerales esenciales como el fósforo, el hierro, el calcio y el magnesio. La sinergia de estos elementos contribuye al robustecimiento del sistema inmunológico, al mantenimiento de una estructura ósea sana y a la regulación adecuada del flujo sanguíneo.
En lo que respecta específicamente a las proteínas, se estima que por cada 100 gramos de almendras se ingieren aproximadamente 18.7 gramos de este nutriente. Esta característica las convierte en una opción idónea para deportistas, vegetarianos o cualquier persona que busque diversificar su ingesta de proteínas de alta calidad.
Pepitas de calabaza: beneficios cardiosaludables
Aunque quizás no se counten entre las botanas más convencionales, las semillas de calabaza representan una adición sumamente valiosa a la alimentación. Su principal ventaja radica en su contenido de grasas no saturadas, cuyo consumo habitual ayuda a regular los niveles de colesterol en el torrente sanguíneo. Este mecanismo se traduce en una disminución del riesgo de desarrollar afecciones cardíacas, como lo señalan investigaciones especializadas.
En el ámbito proteico, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos reporta que 100 gramos de pepitas de calabaza pueden aportar hasta 19 gramos de proteína de origen vegetal. Este notable porcentaje las sitúa a la par, e incluso por encima, de otras opciones más conocidas en el mercado.
Nueces: Omega-3 y proteína en un solo alimento
Las nueces completan el cuadro de alternativas proteicas con su distintivo perfil de ácidos grasos Omega-3. Estos compuestos son reconocidos por su papel en la protección de la salud cardiovascular, ya que contribuyen a reducir las concentraciones de colesterol y triglicéridos, al tiempo que ayudan a controlar la presión arterial.
Desde la perspectiva proteica, estudios de la industria alimentaria indican que una porción de 29 gramos de nueces puede proporcionar alrededor de 4.5 gramos de proteína. Si bien esta cantidad es menor en comparación con otras opciones, su valor nutricional integral las hace un complemento excepcional.
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La medida correcta en el consumo de frutos secos
A pesar de que los lípidos presentes en la mayoría de los frutos secos son de tipo saludable, es crucial considerar que son alimentos con una alta densidad calórica. Un consumo que exceda las porciones recomendadas puede tener como consecuencia un incremento no deseado en el peso corporal o complicaciones como la hipertensión, especialmente en presentaciones con sal añadida.
Instituciones como la Mayo Clinic establecen que la ingesta adecuada para un adulto se sitúa entre cuatro y seis porciones semanales. La recomendación principal es consumirlos en su estado natural, sin aditivos como sal, azúcar o recubrimientos dulces, para así absorber la totalidad de sus nutrientes sin incorporar elementos innecesarios.
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